Eduardo Sívori, uno de los fundadores de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes
Pintor argentino considerado el introductor y uno de los más importantes exponentes, junto a Ernesto de la Cárcova, del realismo pictórico argentino de fines del siglo xix. Sívori inicia la etapa naturalista en Argentina presentando su obra El despertar de la criada, en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, en 1888; un año antes, 1887, la pintura había sido presentada en el Salón de París.

Nació en Buenos Aires el 13 de octubre de 1847. Sus padres, de origen italiano, lo dedicaron desde su juventud al comercio, y en 1859, cuando contaba doce años de edad, se presentó a optar una beca de estudios de pintura en Europa, pero fue rechazado por su corta edad. Viajó al Viejo Mundo en 1873, y deslumbrado por cuanto había visto en los museos de Roma y de Florencia, regresó a Buenos Aires.
En 1876 promovió la fundación de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, reuniendo en su casa a Alfredo París, Carlos Gutiérrez, Eduardo Schiaffino, a su hermano Alejandro Sívori y al pintor veneciano Aguyari, para tal fin.
Realizó estudios en la Sociedad con Cartón, Aguyari y Romero. De regreso a París, donde residió desde 1882 hasta 1891, trabajo bajo la dirección de Jean Paul Laurens, Collin, Hannoteau y Pubis de Chavannes. Hombre de fortuna, pudo consagrar la totalidad de su tiempo y de sus energías al arte.
Pintó obras de franca filiación naturalista en que se advierte la gravitación del espíritu, entonces dominante, de la literatura de Emilio Zola, y la pintura de Courbet. Entre estas obras figura «El despertar de la criada» (Le lever de la bonne), enviada al Salón de París de 1887, y actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes. Este cuadro, un desnudo de mujer de tamaño natural, logró suscitar en Buenos Aires lo más afirmativo del talento de Sívori. Es un hermoso trabajo, de excelente factura, en que los problemas de las formas y la representación del espacio están resueltos con soltura y buen gusto. A idéntica inspiración obedecen otros cuadros suyos: La pequeña rentista, La nueva sirvienta, La muerte de un campesino, Idilio campestre, Sin familia.

La frecuentación de los talleres de importantes pintores en París y el conocimiento de los impresionistas, contribuyeron a decidir la evolución de su visión y de su técnica, aunque no adoptó la estética y los procedimientos de estos últimos. Los paisajes y figuras de la tierra natal, retratos y composiciones, confirman la calidad de este notable artista argentino.
Como profesor se destacó al tener discípulos de la talla de Pittaluga, Daneri, Lynch, Mario A. Canale. Fue director del Museo de Bellas Artes. Sólo por excepción ilustró alguno que otro libro, como Los dioses de la Pampa, por Godofredo Daireaux, y las Poesías, de Domingo Martinto.
Falleció en Buenos Aires, el 5 de junio de 1918. Como lo señaló José León Pagano, el pintor Sívori perteneció al grupo de los “organizadores” y fue el decano de ellos. Como cofundador de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, cuya academia alcanzó un desarrollo que hizo necesario su traslado al ámbito oficial, le cabe ese merecido título, aún más honroso, si se piensa que a ese núcleo de artistas se debió también la creación de nuestro Museo Nacional de Bellas Artes y que el propio Sívori pudo ser considerado en su momento como un pintor “revolucionario”.
En el año de su muerte se organizó una exposición póstuma. En 1921, se inauguró por iniciativa de Canale un busto en el Rosedal, obra del escultor Arturo Dresco. Una calle de la ciudad lleva su nombre como también el Museo de Artes Plásticas de Buenos Aires.