1890 – La Revolución del Parque

En medio del malhumor general por el autoritarismo del presidente Celman y la inestabilidad económica, un grupo de dirigentes se propuso derrocar al Gobierno.

La Revolución del Parque, también conocida como Revolución de 1890, fue una insurrección cívico-militar, dirigida por la recién formada Unión Cívica, liderada por Leandro Alem, Bartolomé Mitre, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y Francisco Barroetaveña, entre otros. La revolución fue derrotada militarmente por el gobierno pero llevó a la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman y su reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini.

La revolución estallaría el 21 de julio de 1890 a las 4 am en el Parque de Artillería (donde hoy queda el Palacio de Tribunales de Buenos Aires, en Talcahuano, entre Lavalle y Tucumán). Allí se instalaría la Junta Revolucionaria, desde donde se comandarían las operaciones. Simultáneamente, la Armada bombardearía el cuartel de Retiro y la Casa Rosada. Entre tanto, milicianos armados capturarían al presidente, al vicepresidente, al presidente del Senado (Julio A. Roca) y al ministro de Guerra, Gral. Nicolás Levalle. Luego, cortarían las comunicaciones postales, telegráficas y ferroviarias.

Al día siguiente, Campos y otros oficiales golpistas fueron detenidos. Se corrió la versión de que el expresidente Roca se habría entrevistado con Campos para convencerlo de hacer fracasar la trama. Pocos días después, Campos ya estaba libre y en condiciones de encabezar el movimiento, que se postergó para el 26 de julio. A la madrugada de ese día llegaron al arsenal del parque cientos de efectivos y ciudadanos complotados. Adentro se encontraron personalidades que después serían célebres: Juan B. Justo, Marcelo T. de Alvear, Hipólito Yrigoyen, Lisandro de la Torre y José F. Uriburu.

Dentro del edificio Alem se sentía ya presidente. Los civiles complotados empezaron a lucir boinas blancas, antes de apostarse con las armas que acaban de sacar del parque, en los edificios de las proximidades. Este atuendo llegaría a ser luego distintivo característico del radicalismo.

El Parque de Artillería parecía una fortaleza. Se formaron barricadas y cantones en las proximidades. Ante el cariz de los acontecimientos, Roca y Pellegrini aconsejaron a Juárez Celman abandonar la capital, dejar la defensa en manos del Gral. Levalle y del vicepresidente. Durante el sábado 26 y el domingo 27 de julio tuvieron lugar choques armados importantes en las proximidades de la Plaza Lavalle. Se luchó también en algunas unidades de la Marina.

En un momento álgido de la lucha, el Gral. Campos no arremetió con ímpetu contra el cerco que las tropas oficiales estaban tendiendo a las revolucionarias. Yacían varios centenares de muertos en las calles. Los líderes de la asonada discutían y no se ponían de acuerdo. Ese domingo se hizo un alto el fuego. Los mitristas y antiguos conservadores querían llegar a un arreglo con el ex presidente Roca. Los jóvenes dudaban. Los futuros radicales querían continuar la lucha. Para el 28 de ese mes los alzados pidieron un armisticio que Pellegrini se apresuró en conceder. El 29 se firmó una capitulación en el Palacio Miró. Leandro Alem y algunos cívicos fueron los últimos en salir del parque, totalmente desairados.

Al retornar Juárez Celman a la capital, privado de todo apoyo político, debió renunciar y retirarse a la vida privada. Completaría su mandato el vicepresidente Carlos Pellegrini. Al tiempo, las diferencias entre la facción mitrista y los seguidores de Alem hicieron eclosionar la Unión Cívica, que terminó partiéndose en dos: Unión Cívica Nacional, los primeros y Unión Cívica Radical, los últimos.

La Revolución del Parque significó el nacimiento del partido político más antiguo de la República Argentina, con vigencia hasta el día de hoy. Sin embargo, habría que esperar otros veintiséis años para que este alcanzara el poder, de la mano de uno de los más encumbrados revolucionarios del parque, don Hipólito Yrigoyen.