Florentino Ameghino y su obra
Fue la primera gran figura de la ciencia nacional y la que alcanzó, seguramente, mayor trascendencia internacional.

Florentino Ameghino nació en Moneglia. En una carta escrita por él mismo, Ameghino afirma haber nacido el 19 de septiembre de 1853 en Moneglia, en la actual Italia, y llegado a Argentina a la edad de 18 meses, y se instaló en Luján, donde completó sus estudios. Sus padres nativos de Moneglia, se trasladaron a Argentina en 1854.
Sus primeros trabajos científicos los realizó en la cuenca del río Luján, en los partidos de Mercedes y Luján, entre 1869 y 1877, mientras trabajaba como docente en la ciudad de Mercedes. En 1878 se dirige a París a participar de la Exposición Universal y otros eventos científicos. Regresa de Europa en 1881. A partir de su regreso monta una librería en Buenos Aires y comenzó a entrenar a su hermano Carlos en el trabajo de campo. Fue profesor de zoología en la Universidad Nacional de Córdoba.
En 1886, Francisco P. Moreno lo nombró vicedirector y secretario del Museo de La Plata, asignándole la sección de Paleontología, que Ameghino enriqueció con su propia colección (que vendió al estado provincial). Pero fue poco el tiempo en que estos dos científicos trabajaron juntos.
Finalmente fue director del Museo Nacional de Buenos Aires. Su teoría era coexistencia entre seres humanos y la megafauna extinta en la zona pampeana. Incluyendo un posible origen del ser humano y posterior evolución en América. Como autodidacta, estudió los terrenos de la Pampa, coleccionando numerosos fósiles, en los que se basó para hacer numerosas investigaciones de geología y paleontología. También investigó el hombre cuaternario en el yacimiento arqueológico de Chelles.
Falleció en La Plata, a la edad de 57 años, el 6 de agosto de 1911, se enfermo de diabetes y también por resistirse a una intervención quirúrgica. Tuvo exequias monumentales.
La Guerra de los huesos
El Director del Museo de La Plata, Francisco Pascasio Moreno, contrató en 1886 a Florentino Ameghino como Secretario Subdirector del Museo de La Plata y a su hermano menor Carlos Ameghino como naturalista de campo y Ayudante Preparador de Paleontología. Hacia 1887, tras exitosas expediciones de Carlos al río Santa Cruz que Florentino convirtió en la publicación de 122 nuevas especies, las ya arruinadas relaciones con Moreno terminaron en la expulsión de los hermanos del Museo de La Plata y la prohibición de ingreso a la institución. En los años siguientes las colectas continuaron con distintos colaboradores por ambos lados, pero en general, las libretas de campo contenían anotaciones con datos de localidades falsas o alterados de modo de evitar que dieran información a un eventual integrante del equipo rival.
Obra científica
Florentino Ameghino realizó una obra científica y literaria que se describe como monumental y que es un claro exponente cultural que llevó a cabo la Generación del Ochenta en Argentina.
La antigüedad del hombre en el Plata fue publicada en dos tomos en 1880 y 1881.y Los mamíferos fósiles en la América Meridional, que se tradujo más tarde al francés, fue publicadas en 1889
En 1884 editó Filogenia, una obra teórica en la que desarrolló su concepción evolucionista, de neto corte lamarckiano, y propició, con intuición precursora, la fundación de una taxonomía zoológica de fundamentos matemáticos.
Poco después tuvo Cátedra de Zoología de la Universidad de Córdoba. Fue integrado a la Academia Nacional de Ciencias con sede en dicha ciudad.
Un año después presentó en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias su obra magna, compuesta por 1028 páginas y un atlas: Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Esta inmensa obra de 1889 le valió la medalla de bronce en la Exposición Universal de París. También aportó Filogenia, principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas, que lo ubicó entre las pocas figuras mundiales del enfoque paleontológico del evolucionismo en la biología. En palabras de su amigo Domingo Faustino Sarmiento, Ameghino era entonces,
A fines del siglo xix cuando el sistema de lagunas Encadenadas comenzó a secarse, Ameghino y otros estudiosos de la época habían advertido sobre la necesidad de resolver el problema de las grandes sequías mediante una sistema de canalizaciones que permitiese retener en la región volúmenes de agua excedentes en los períodos ricos. Esto quedó plasmado en su libro Las secas y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, contemplando la derivación de las aguas dulces excedentes hacia zonas bajas para crear reservorios (que servirían de recargadores del acuífero Puelche o reserva en épocas de sequía), la forestación de las orillas de cursos fluviales y de zonas afectadas por la erosión, la piscicultura intensiva en los embalses a crear, y la posibilidad de construcción de una red de canales navegables con esclusas de navegación para el transporte a bajo precio mediante gabarras de las producciones regionales.
Cerró esta etapa de su vida en 1906 con Formaciones sedimentarias del Cretáceo Superior y del Terciario de Patagonia, una obra de síntesis que no se limita a las descripciones, sino que planteó hipótesis sobre la evolución de los diversos mamíferos y analizó las distintas capas de la corteza terrestre y sus posibles edades.
Finalmente, entre 1907 y 1911, volvió Ameghino a su primitiva dedicación: el hombre fósil, las descripciones de los primeros habitantes, sus industrias y culturas.
Impresiona el volumen que alcanzaron sus publicaciones en los 56 años que vivió. En una recopilación, publicada como Obras Completas, se cuentan 24 volúmenes de entre 700 y 800 páginas cada uno, que contienen clasificaciones, estudios, comparaciones y descripciones de más de 9000 animales extintos, muchos de ellos descubiertos por él. Tan importante era este catálogo en relación con la cantidad total de mamíferos extinguidos conocidos en el mundo entero, que científicos de América y Europa viajaban a la Argentina a conocer la colección de Ameghino, escépticos y curiosos, para rendirse por fin, ante la evidencia de la verdad y el genio del naturalista.