Ricardo Gutiérrez, además de pediatra, poeta

Nació en Arrecifes, provincia de Buenos Aires el 10 de noviembre de 1838. Fue fundador del Hospital de Niños, que hoy lleva su nombre.

Tres días después de la batalla de Yatay, librada el 17 de agosto de 1865 cerca de Paso de los Libres, Ricardo Gutiérrez, aún siendo estudiante de medicina, llegó al frente de batalla junto a los doctores Mallo y Caupolicán Molina. Integrante el cuerpo de sanidad, tuvo su bautismo de fuego en Tuyutí, el 24 de mayo de 1866, multiplicándose con otros colegas en la asistencia de los heridos y sufriendo la falta de medios para evitar las infecciones, especialmente el tétanos que entonces se desconocía qué lo provocaba.

Conformaba un grupo que no contaba con una experiencia acabada en el tratamiento de heridas, y hubo que perfeccionarse en un ambiente donde todo se reducía a extraer balas y amputar miembros. Estaban a las órdenes del experimentado Francisco Javier Muñiz, jefe del cuerpo de cirujanos.

El jugado papel de los médicos en ese ataque sorpresa paraguayo al campamento aliado, que desencadenó un feroz combate de cuatro horas, fue destacado por el general José Ignacio Garmendia: “…después de combatir como soldados, trataban de arrancar a la muerte vidas preciosas, y cuando todos dormían el cansancio de la batalla, ellos velaban el sueño de sus enemigos suficientes, y consolaban su aflicción derramando la piedad de las almas generosas en esa hora tan triste”.

Hacía un tiempo que Ricardo Gutiérrez había descubierto su verdadera vocación. Un 10 de noviembre de 1836 había nacido en Arrecifes, en un lugar donde la ruta 191 hace una curva sobre una loma alta. Junto a sus hermanos José María, Eduardo y Carlos compartirían la pasión por las letras y el periodismo. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires cuando lo dirigía el entrañable Amadeo Jacques y luego estudió Jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires, que abandonó en el tercer año para volcarse a la medicina. El poeta y el soldado, título al que habría que agregarle al médico para conformar la trilogía de lo que fue la vida de Gutiérrez

Participó como médico tanto en Cepeda en 1859 y en Pavón en 1861 bajo las órdenes del general Bartolomé Mitre y en 1865 fue uno de los tantos alumnos de medicina que se alistó como voluntario en el ejército en la guerra de la Triple Alianza.

En una de las licencias se doctoró con la tesis “Supresión de los dolores de parto por medio del cloroformo”, lo que lo convirtió en el pionero de la anestesiología en parturientas.

En la guerra contra el Paraguay, en sus horas descanso se dedicaba a atender a la población civil, especialmente niños, y multiplicó sus esfuerzos cuando en 1867 estalló una violenta epidemia del cólera, agravada por el agua infectada de cadáveres.

Gutiérrez no solo era médico sino un talentoso poeta lírico, de escritura sencilla y de una “honda riqueza sentimental”, según la descripción de Juan Antonio Argerich, que señaló que fue el poeta de la tristeza, la angustia y la piedad.“Todo lo vemos a través del llanto, cuando se pierde la esperanza”, rescata un pensamiento de Gutiérrez. Cuando regresó de la guerra, insistió en la necesidad de que la ciudad contase con un hospital de niños. Debió luchar contra las ideas de la época, en que el asilo para niños se encargaba del tema de la salud en la infancia (Gobierno de Buenos Aires)

Su primer poema fue La fibra salvaje y tiene dos series de poesías líricas; El libro de las lágrimas y El libro de los cantos. Durante la guerra escribió La Victoria y El Misionero, dedicado al capellán Tomás Onésimo Canavery, su compañero de carpa. Esos versos elogian el comportamiento del religioso durante el combate de Lomas Valentinas.

Cuando tu pecho late / Bajo la noble cota del soldado, / Yo te sigo a la brecha del combate / Con la sandalia de mi pie llagado; / Y entre el humo y la sangre y la metralla / Que ocultan a los cielos tus despojos, / ¡Te hago besar la Cruz en la batalla / Y te cierro los ojos!

Gutiérrez fue quien le dio la idea a su amigo Estanislao del Campo para que su personaje Fausto lo ubique en un ambiente gauchesco. Una vida de película. En 1949 en «La cuna vacía» está reflejado sus esfuerzos para que la ciudad tenga su primer hospital de niños

En 1871, fue becado por el gobierno nacional para proseguir estudios de perfeccionamiento en Europa. Decidió entonces orientar su aprendizaje y labor a la clínica infantil. Su paso por el viejo continente, lo enriqueció y lo llenó de ideas, que pudo concretar al llegar al país.

El 30 de abril de 1875 se inauguró el Hospital de Niños en la calle Victoria 1179, hoy Hipólito Yrigoyen 3420. Se nombró al primer director por tres meses, el Dr. Rafael Herrera Vegas en forma transitoria hasta el regreso de Ricardo Gutiérrez que por entonces se encontraba en Europa. Los Dres. Ignacio Pirovano y Adalberto Ramaugé son los primeros médicos y el primer practicante es José María Ramos Mejía, posteriormente ilustre médico argentino. En agosto de 1875 el Dr. Ricardo Gutiérrez, primer pediatra de nuestro país luego de perfeccionarse en Europa, más precisamente en Francia, regresó al país y asumió la dirección del Hospital de Niños «San Luis Gonzaga», como entonces se llamaba. La gestión que se extendió durante más de dos décadas, en forma honoraria.

También allí pudo poner en marcha, por primera vez en la Argentina, la medicina psicosomática, que en el caso de los pequeños enfermos significaba un tratamiento que unía a la medicación con el juguete.
La capacidad del Hospital inmediatamente es insuficiente por lo cual se trasladó, el 22 de abril de 1876 a una nueva sede en Arenales 1462, a un edificio más amplio y de mejor acceso. Se incorporaron nuevos facultativos y nuevas especialidades: Dr. Eduardo Holmberg en Anatomía Patológica, el Dr. Mariano Bejarano en Ojos, el Dr. Baldomero Sommer en Dermatología y el Dr. Juan Pujol en Garganta, Nariz y Oídos.

En 1879, aún cuando gran parte de su tiempo lo consumía el hospital y sus decenas de pacientes, Ricardo Gutiérrez fundó con sus hermanos el diario La Patria Argentina, especialmente dedicado a la difusión cultural.
El hospital se transformó rápidamente al incorporarse la cátedra de medicina infantil: el 1º de Marzo de 1883 el Dr. Manuel Blancas es nombrado profesor y dirige el primer curso sobre «Enfermedades en los niños» que se dicta en el país. Durante el año 1886 el Dr. Ricardo Gutiérrez facilitó a las damas de beneficencia la estadística del año anterior, para fundamentar la necesidad de la construcción de un nuevo y amplio hospital. Luego de largas tramitaciones se adquirió el solar de Gallo 984/1016, que hoy es la sede de Gallo 1330.
En 1893 se colocó la piedra fundamental en el actual predio, inaugurándose el actual edificio en 1896.
Ricardo Gutiérrez no pudo ser testigo de este acto que tanto esperó, porque falleció el 26 de agosto de 1896. La dirección del Hospital la asumió el Dr. Antonio Arriaga.
El diputado Antonio Solari, al conmemorarse el centenario de su nacimiento presentó un proyecto para imponer el nombre de Ricardo Gutiérrez a «su Hospital de Niños», hecho que se concretó al sancionarse la ley Nº 14.649, en 1946. El país rindió así merecido homenaje a uno de sus hijos predilectos.

«Había en él mucho de genial y a ello debió su enorme prestigio, único e indiscutido, entre sus compañeros y discípulos, médicos y poetas, y más que nada entre las madres. Su dedicación a los niños enfermos le apartó del arte, aunque no del todo, porque había en él un infinito fondo de tristeza y ternura.»