Roca entrega del poder a Miguel Ángel Juárez Celman

El 12 de octubre de 1886 Roca hizo entrega del mando a su sucesor, Miguel Juárez Celman.

Roca suscribió una gran volumen de créditos con casas europeas, especialmente inglesas, que dejó una deuda de gran magnitud a su sucesor Juárez Celman. En esa compleja trama de acreedores, éstos hicieron recaer sobre el nuevo presidente el peso de los compromisos contraídos por Roca. De modo que cuando Roca, al entregar el mando a Juárez Celman el 12 de octubre de 1886, dijo que lo hacía “en medio de una situación próspera y floreciente, sin incertidumbres ni zozobras”, sus palabras no respondían a la situación real y verdadera del país.

Miguel Ángel Juárez Celman fue un abogadoy político argentino. Su carrera estuvo marcada por la influencia de su concuñado Julio Argentino Roca, que lo impulsó a la carrera legislativa. Fue un destacado impulsor de la separación de la Iglesia y el Estado, y un liberal de corte aristocrático, fomentando la educación pública y la inmigración para corregir lo que consideraba el “turbio entendimiento” del pueblo argentino.

Al asumir el mando el 12 de octubre, dijo Juárez Celman ante el Congreso reunido:

«Por primera vez en nuestra borrascosa historia tan llena de experiencias dolorosas, se opera la transmisión del mando en plena paz interior y exterior; por primera vez los partidos en lucha no han olvidado, ni aún bajo la efervescencia de la contienda electoral y de los sacudimientos profundos de la pasión política, que los pueblos constituidos y libres, en donde nadie enmudece ni se abstiene por temor, sólo admiten como resortes legales de preponderancia la discusión y el voto; y por primera vez, el elegido de la mayoría nacional puede eliminar con placer e íntima satisfacción de su discurso inaugural, ese capítulo obligado en que mis ilustres antecesores deploraban los horrores de la anarquía y la rebelión, luctuoso final de nuestras contiendas, para reemplazar tan justa queja con esta seguridad que llena el alma de esperanzas: la paz es un hecho y un derecho en la República, y las luchas políticas por enérgicas, por apasionadas que se presenten en la evolución ordinaria de nuestra vida constitucional, se mantendrán siempre como hoy en el límite de la legalidad».

El nuevo presidente fue jefe único del partido triunfante, y de ahí la Palabra unicato, quedando Roca desplazado del mecanismo partidista.

El Unicato

El proceso de concentración política en el partido gobernante y en la figura del presidente, venía profundizándose desde 1880. La concentración de poder no era para fortalecerse frente a la oposición política, porque, de hecho, dicha oposición era aún muy débil.  En realidad, era para afirmarse dentro del grupo gobernante, removiendo aquellos gobernadores que no eran del todo leales.  En el caso de Juárez Celman, dicho proceso se acentuó porque a su condición de Presidente de la República, le sumó la de Jefe del partido gobernante (el PAN), lo que hizo que sus contemporáneos denominaran Unicato a esta fuerte concentración de poder político en una sola persona.

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