Leandro N. Alem, el fundador de la Unión Cívica Radical

Leandro Nicéforo Alem fue diputado, senador, primer presidente de la UCR. Antes de su suicido dejó escrito: “Entrego, pues, mi labor y mi memoria al juicio del pueblo, por cuya noble causa he luchado constantemente.”

Leandro N. Alem (Balvanera, Buenos Aires, 11 de marzo de 1842 – Ib., 1 de julio de 1896) fue un abogado, político, revolucionario, estadista y masón argentino​, destacado por haber fundado la Unión Cívica Radical y liderado dos insurrecciones armadas. Bautizado como Leandro Alen, él mismo modificó su apellido de joven, reemplazando la n final por una m. Tradicionalmente su nombre ha sido escrito como Leandro N. Alem y, en algunos casos, como Leandro Nicéforo Alem, aunque su segundo nombre es objeto de debate entre los historiadores.

Hijo de Leandro Antonio Alen y Tomasa Ponce. Su padre era un pulpero del barrio de Balvanera —entonces en los arrabales de la ciudad de Buenos Aires— y uno de los oficiales de la Mazorca, la fuerza parapolicial de Juan Manuel de Rosas, motivo por el cual fue capturado y enjuiciado junto a Ciriaco Cuitiño, para luego ser fusilado y colgado públicamente en la desaparecida Plaza de Monserrat. A la muerte de su padre quedaron en la pobreza y su madre, Tomasa Ponce, debió dedicarse a fabricar y vender dulces y pasteles para sostener a la familia.

Comenzó en la política desde el Partido Autonomista de Adolfo Alsina, por el cual sería diputado provincial en dos oportunidades. También fue diputado nacional por el Partido Republicano.

Desde muy joven Alem ingresó como voluntario al ejército. Peleó en las últimas batallas de las guerras civiles argentinas, Cepeda en 1859 y Pavón en 1861 del lado federal contra el Estado de Buenos Aires.

En 1865 es enviado como ayudante, de Wenceslao Paunero en la guerra del Paraguay (1865-1870) donde resulta herido y alcanza el rango de capitán. Se cree que participó en la recuperación de la ciudad de Corrientes, ocupada por las fuerzas paraguayas.

Se destacó por dirigir y alentar, por propia decisión, a las tropas conformadas por pobres. Será nombrado luego secretario de la delegación argentina en Asunción del Paraguay y más tarde en la de Río de Janeiro (como agregado cultural) por un corto tiempo.

Al poco tiempo vuelve a Buenos Aires y comienza a estudiar abogacía en la Universidad de Buenos Aires. Se recibe en 1869 con una tesis titulada «Estudio sobre las obligaciones naturales» (es decir aquellas obligaciones que reposan más en la moral que en la ley) tras lo cual instala un estudio jurídico junto con su amigo —y futuro dirigente radical— Aristóbulo del Valle.

Luego de su paso por el federalismo (en la fracción anti-rosista) y con la reunificación de Buenos Aires con el resto del país comienza a militar en el Partido Autonomista de Adolfo Alsina. Este partido, fundado en 1862 y de base popular, se oponía a la federalización de Buenos Aires y estaba enfrentado al Partido Nacionalista de Bartolomé Mitre.

De esta forma, en 1872 es electo diputado provincial donde se destacó por su estilo claro y frontal. Sus adversarios lo llamaban el Señor de Balvanera.

Es en este mismo año cuando logra que su sobrino Hipólito Yrigoyen, que tenía entonces solo veinte años y había comenzado a militar por influencia de su tío, sea nombrado comisario de Balvanera.

En 1874 se realizan elecciones legislativas donde resulta elegido diputado nacional. Sin embargo, en estas elecciones el Partido Nacional de Avellaneda recientemente creado (no confundir con el Partido Nacionalista de Mitre) se impone ampliamente lo que lleva a Alsina a resignar de su candidatura presidencial y proponer una coalición con este partido.

De esta forma nace el Partido Autonomista Nacional el 15 de marzo de ese mismo año. Alem se opone a este acuerdo y junto a dirigentes como Aristóbulo del Valle, Roque Sáenz Peña, Lucio Vicente López, Pedro Goyena, José Manuel Estrada y Fernando Centeno (entre otros) comienzan a formar una corriente interna dentro del partido en oposición a la conducción de Alsina.

La figura de Alem no dejaba de crecer, por su oratoria y el ímpetu con que defendía las causas que creía justas: forma el Partido Republicano con Aristóbulo del Valle, es electo diputado nacional y rechaza la cesión de Buenos Aires al dominio nacional.

La intransigencia, el rechazo a los acuerdos de cúpula y el principismo se convierten en su marca registrada, cuando hacia 1890, el régimen del Partido Autonomista Nacional se vuelve fraudulento y da vueltas las espaldas a la ciudadanía. Entonces, forma junto a Mitre, un viejo conocido, la Unión Cívica.

Pero en verdad, Alem no creía en la legitimidad de los comicios que se desarrollaban entonces y por ello mismo no consideraba que la Unión Cívica debiera tener fines electorales. Por ello mismo, encabezó en julio de 1890 la Revolución del Parque. La derrota y los acuerdos del conservador Mitre con el gobierno nacional, lo llevaron a fundar un nuevo espacio: la Unión Cívica Radical.

Con la UCR convertida en un partido de oposición al régimen, levantisco, en defensa de los principios cívicos, Alem accedió nuevamente a la cámara de Diputados. No fueron pocos los legisladores que lograron ingresar. Sin embargo, la derrota en la Capital fue dura; y sumada a los conflictos internos y a las diferencias cada vez más grandes con su sobrino Hipólito, llevaron a un cansado, enfermo y deprimido Alem a tomar una trágica decisión: el 1º de julio de 1896 se quitó la vida de un tiro. Para la historia quedaba su insigne “Qué se rompa, pero que no se doble”.