Las navidades en la época de Rosas

Cómo fueron cambiando los festejos desde la época de la colonia.

En esta época el espíritu era más religioso. En los Virreinatos era muy importante el pesebre. En las crónicas de Ricardo Tello Devotto en la Lima del siglo XVIII leemos que “todos los vecinos armaban sus nacimientos una semana antes de la Navidad para que los amigos de los solares los fueran a ver”. Cada invitado llegaba a la casa con una vela encendida y era recibido con alguna bebida.

En Buenos Aires eran los niños, debidamente acompañados, quienes visitaban los «nacimientos» por la noche, y poco después de las 10 regresaban a sus hogares a participar de la ceremonia a que daba lugar la distribución de juguetes del árbol de Navidad. Todos ellos se vestían obligadamente de blanco. Los templos se abrían a las 24 hs para recibir a los feligreses. Además, se celebraban «misas del gallo» no sólo en los principales, sino en todos.

¿Qué cambios se producen en el siglo XIX e inicios del XX?

Durante esta época aún la Navidad tiene sabor colonial, sin embargo se agregan algunas innovaciones, como bailes luego de las 24. Había uno en particular con mucha concurrencia, cerca de la plaza de Once. La revista Caras y Caretas del 23 de Diciembre de 1916 recuerda como eran las Navidades de 1860: “Durante el día 25 –leemos–, empleábase la mañana en descansar y en asistir de nuevo a la iglesia, siendo de rigor oír las tres misas reglamentarias de la fecha. Y por la tarde, sucedíanse diversiones de carácter francamente popular organizadas por las autoridades o por los vecindarios, las que se realizaban en las plazas de la ciudad. Carreras de sortija en la plaza de las carretas y en Palermo, palo jabonado, aeróbatas blondinescos, muñecos de goma con premios de dinero en una mano y un látigo en la otra para azotar al audaz que pretendiera apoderarse de él, y otras de idéntica naturaleza se desarrollaban desde mediodía hasta la caída de la tarde”.

¿Qué referencias tenemos sobre estas fechas en la época de Rosas?

Sobre este tema son muy valiosas las investigaciones de Omar Freixa, quién especificó que “en Navidad y Año Nuevo, se congregaban alrededor del Restaurador y éste les devolvía el gesto. En la víspera de las festividades, cada nación enviaba un delegado para tratar con él y su familia. No había música. Rosas luego enviaba su delegación, incluidas a las damas federales, encabezadas por Manuelita.

En Nochebuena estallaba la algarabía. La fiesta consistía en comer, beber, cantar y, también, hacer candombe. Rosas se fundía entre la multitud, aunque al comienzo se presentaba vestido con uniforme y revistaba las filas de alegres bailarines. Más tarde se hacía ver como soldado, engañando y entreteniendo a los negros que al comienzo lo veían desaparecer y, preguntándose dónde estaría, luego lo reencontraban vestido como uno más, tras la pequeña broma. Finalmente, se mostraba ataviado como paisano, y a caballo”.

En el siglo XX, desde principios de este la Navidad comienza a tener una centralidad que podemos observar en las fiestas de caridad, así como en las publicidades de los diarios donde vemos anuncios sobre grandes ventas y se empieza a hablar de “canastas navideñas” con productos actualmente típicos, como el pan de navidad.

Fuente: nuevospapeles