Las elecciones de 1904
A finales de la segunda presidencia de Julio A. Roca, el Partido Autonomista Nacional estaba dividido en dos facciones: la dirigida por Roca y la que lideraba el expresidente Carlos Pellegrini.

Las elecciones se realizaron el 10 de abril y el 12 de octubre de 1904 el presidente Roca hizo entrega del mando al sucesor, Manuel Quintana.
Candidatos opositores
A partir de julio de 1902 se produjo en la República Argentina una división en el PAN en torno a la sucesión del presidente Julio A. Roca. La «convención de notables», instaurada desde 1903 como órgano no formal de selección del candidato presidencial del partido dominante, se fracturó en torno al incumplimiento del compromiso de postular al expresidente Carlos Pellegrini y la decisión de Roca de impulsar al abogado Manuel Quintana en la elección de 1904. Desde entonces y hasta su muerte, Pellegrini exigió una ley que garantice una profunda reforma electoral para poner fin al fraude e impulsar las libertades cívicas. Tras un período de prosperidad y una serie de logros políticos, como el pacto de mayo de 1902 con Chile por una disputa fronteriza, Julio Argentino Roca finalizó su segundo mandato eligiendo a Manuel Quintana como candidato del PAN. José Evaristo de Uriburu se presentó como candidato del «Partido Republicano», demostrando la división interna que estaba sufriendo el partido hegemónico. La Unión Cívica Radical mantuvo su boicot habitual y Quintana fue elegido por amplio margen el 10 de abril. Se considera que los comicios legislativos de ese año fueron más importantes, debido al histórico triunfo de Alfredo Palacios, que se convirtió en el primer candidato socialista del continente americano en obtener un escaño en una elección legislativa. Las elecciones presidenciales de Argentina de 1904 se llevaron a cabo para determinar el sucesor de Julio A. Roca. Manuel Quintana resultó electo presidente al vencer por amplia mayoría al expresidente José Evaristo de Uriburu. Quintana murió en 1906 y fue sucedido por José Figueroa Alcorta. Quintana triunfó en todo el país, menos en Entre Ríos, donde triunfó Uriburu.
La Unión Cívica Radical conspiraba siguiendo la línea y las aspiraciones de 1890 y 1893. En una carta de José Camilo Crotto a Hipólito Yrigoyen, el 12 de diciembre de 1909, se advierte que el movimiento que se produjo el 4 de febrero de 1905 debió estallar en las postrimerías del gobierno de Roca.
«No recuerdo con precisión el día —escribió Crotto pero corría ya el segundo semestre de 1904 cuando fui invitado por usted a concurrir al hotel Frascatti donde se encontraba el doctor Pedro C. Molina que había llegado de Córdoba. Ya los tres reunidos nos hizo usted una circunstancia de relación de todos los trabajos que se habían verificado, en cumplimiento del mandato que nos había dado la última convención nacional. Hecho el balance de los elementos con que se contaba, opiné sin vacilar que los juzgaba más que suficientes para llevar a cabo la revolución. El doctor Molina dijo que convenía esperar que terminara el período del general Roca y subiera a la presidencia de la república el doctor Quintana; lo que a su entender aumentaría esos elementos. Pero habiendo recordado usted que la revolución no era contra personas sino contra un sistema y que en consecuencia debiera hacerse cuando se creyera que estaba pronta, quedó resuelto que se lanzara en la primera contingencia favorable. A pesar de esto, la revolución no estalló de inmediato, por causas que usted conoce y día a día fuese postergando. En este ínterin terminó su período presidencial el general Roca, y ascendió el doctor Quintana»…
Roca había tenido conocimiento de la conspiración y la supo descompaginar con un traslado de los mandos militares comprometidos.