Julio A. Roca y la consolidación del modelo político conservador
Considerado por muchos como un gran adelantado a su época, fue una de las figuras políticas y militares más salientes de la Argentina.

Con la asunción presidencial de Julio Argentino Roca, el 12 de octubre de 1880, culminó la etapa histórica llamada «de las presidencias históricas» y se inició el período denominado «república conservadora», que fue apoyado por una élite que integró la generación del ochenta. Al momento de asumir Roca tenía 37 años, lo que lo hizo el segundo presidente más joven de la historia argentina, precedido solo por Avellaneda, su antecesor, que tenía sólo unos meses menos al asumir su gobierno. El lema de su gobierno fue «Paz y administración». En 1880, la paz era necesaria para poner fin a décadas de enfrentamientos intestinos y de conflictos exteriores como el que signaba aquellos años las relaciones con Chile. Este problema había comenzado a evolucionar favorablemente por la conjunción de la Conquista del Desierto y el estallido de la guerra del Pacífico .
La más ardua y compleja estabilidad interna comenzó a afianzarse con dos medidas impulsadas por Julio A. Roca e implementada sus partidarios poco antes de la asunción del mando: la federalización de la ciudad de Buenos Aires y la supresión de las milicias provinciales. A través de ambas disposiciones se afianzaba el poder de las instituciones nacionales y se debilitaba la capacidad de su principal contrapeso el gobierno de la provincia de Buenos Aires. El sistema político que lo había llevado a la presidencia, y que mantuvo una notable estabilidad hasta mucho después de que la abandonara, reposaba sobre una serie de acuerdos inestables entre los gobernadores provinciales –que controlaban las elecciones por medio del fraude electoral y el clientelismo – y el presidente, que disponía del control del presupuesto nacional a favor o en contra de las provincias y podía deponer a los gobernadores desafectos por medio de las intervenciones federales. Necesitados mutuamente, los gobernadores y el presidente llevaban a cabo continuos acuerdos que permitían a unos y otros avanzar en las políticas deseadas. En todo caso, la estabilidad de semejante sistema exigía –en la práctica– la inexistencia de cualquier oposición; a ese objetivo apuntaban también las prácticas políticas fraudulentas. La situación sanitaria del país no había mejorado significativamente desde la epidemia de fiebre amarilla de 1871 y entre 1884 y 1887, una serie de epidemias de cólera causaron centenares de muertos en la capital y el interior.
La Construcción Institucional
La Presidencia de Roca se caracterizó por una activa legislación destinada a organizar las órbitas y poderes del Estado. Ello incluyó la fijación del ejido de la ciudad de Buenos Aires y el establecimiento de su Intendencia. En algunas ocasiones, estas iniciativas provocaron conflictos, como el surgido con la Iglesia Católica a raíz de la creación del Registro Civil o la ley de Educación Común de 1884. El conflicto culminó con la expulsión del Nuncio Apostólico, monseñor Mattera, y la ruptura de relaciones con el Vaticano. Este hecho acentuó la polémica entre los liberales católicos, liderados por José Manuel Estrada, y los laicos, entre los cuales se destacaba el propio Roca. Durante su gestión se sancionó el Código Penal y el de Minería de la Nación; se organizó el gobierno municipal de la nueva Capital Federal y se fundó la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
La Consolidación Del Estado Nacional
El nuevo presidente estableció así las bases que le permitían comenzar la tarea de «administrar» una palabra que, en su interpretación personal significaba generar condiciones permanentes para la supremacía del gobierno central . Este objetivo quedó claramente expuesto en su primer mensaje al Congreso: «Parece que fuéramos un pueblo recién nacido a la vida nacional, pues tenemos, que legislar sobre todo aquello que constituye los atributos, los medios y el poder de la Nación». La legislación aprobada durante aquellos años fue, ciertamente, muy relevante. En 1891 se firmó el tratado con Chile (Roca lo consideró el acto más importante de su gestión) y se aprobó la ley de unificación monetaria. En 1884 se sancionó la ley de territorios nacionales y se votó la crucial y muy debatida ley de educación común, que estableció la enseñanza gratuita, obligatoria y laica en el ciclo primario.
Al mismo tiempo se instrumentó una serie de disposiciones tendientes al ordenamiento de la justicia federal y de la vida municipal, parte de la cual fue la creación de la ciudad de La Plata. Culminó así un intenso ciclo legislativo que estableció bases institucionales destinadas a perdurar y que consolidaron el sesgo centralista ya insinuado en la Constitución de 1853. Consecuentemente, durante la presidencia de Roca, y contrariamente a lo que expresaban algunos de sus, partidarios provinciales, se acentuó la declinación de la vieja tradición federal, Julio Argentino Roca ganó las elecciones y es Presidente, el conquistador del desierto, que se presentó por el PAN, cuenta con el apoyo de notables políticos e intelectuales.
El Congreso Pedagógico Internacional convocado por el gobierno roquista, además de poner al país a la vanguardia de ese tipo de encuentros, tuvo gran impacto en el público gracias a una amplia cobertura en los periódicos en aquella segunda mitad del siglo XIX habían tenido lugar encuentros de esta índole en varios países de Europa. Pero el de Buenos Aires fue el primer congreso realizado en nuestro Continente al que asistieron representantes de Estados Unidos, Bolivia, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Uruguay. Chile y Perú, enfrascados en una guerra, estuvieron ausentes.
Se establece en el país la primera gran cristalería y se fusionan la Sociedad Nacional de Panteléfono y la Empresa Bell Perfeccionado, dando lugar a la Compañía Unión Telefónica.
El 1 de Mayo se promulga una Ley para la creación de la ciudad de La Plata como capital de la Provincia de Buenos Aires y el 19 de Noviembre Dardo Rocha funda la ciudad de La Plata, conforme a una ley por la que la capital de la provincia debía instalarse el municipio de Ensenada.
Tiempos de Bonanza Económica
La construcción institucional y la gestión administrativa transcurrieron dentro de un clima de inusual paz interior, la culminación de los conflictos interregionales en 1880 coincidió con un momento de marcada apatía política, algo que se correspondía bien con el ideario político del Presidente: «No es confiados en los entusiasmos de la plaza pública que las naciones conservan su independencia e integridad».
Por otra parte, la bonanza económica que caracterizó a aquellos años incidió en el predominio indiscutido del roquista Partido Autonomista Nacional. No es de extrañar, en consecuencia, que, ante una oposición débil y errática, la sucesión presidencial. se haya dirimido, en la práctica, entre los precandidatos de la agrupación oficialista.
En 1884, el presidente Roca pudo afirmar ante al Congreso que volvía a «tener la satisfacción de abrir el período de vuestras sesiones en la más completa paz y tranquilidad, sin recelos exteriores ni peligros internos», ciertamente, pudo repetir esta afirmación dos años después, al terminar su mandato. Había presidido un periodo de intensa construcción institucional y sentado las bases de la austeridad nacional y del orden. Esas metas se lograron, sin embargo, a costa de un marcado debilitamiento del sistema federal y de una visible declinación de la vida política.
Roca inició su primer mandato (1880-1886) en una situación económica favorable, ya que ese año comenzó a superarse en gran parte del mundo la Gran Depresión mundial iniciada en 1873. Este período se caracterizaría por la introducción en 1883 del frigorífico -inventado poco antes, como uno de los ejes centrales de la economía argentina. El frigorífico llevó a que los terratenientes bonaerenses adoptaran en sus estancias una modalidad de producción mixta, combinando agricultura y ganadería, modalidad dual dio generalizó en Argentina el adjetivo «agropecuario», aunque tardarían más de dos décadas en adaptar los ganados vacunos al mercado inglés, manteniendo una alta producción de tasajo (destinado al consumo de esclavos y población en situación servil) producida por saladeros hasta fin de siglo.
El sistema económico se sostenía por el intercambio de productos primarios —exclusivamente de origen agropecuario, y en gran medida generados en la región pampeana— por productos manufacturados del exterior, especialmente de Europa. Si al asumir Roca el principal rubro de exportación era, por mucha diferencia, la lana de oveja, durante su gobierno será el maíz el producto que ascenderá vertiginosamente dejando atrás a la lana, seguida ahora de cerca por el trigo.
Política monetaria
Hasta el primer gobierno de Roca no existía una moneda argentina, en sentido estricto; fue Roca quien la creó como tal. El Estado nacional prácticamente carecía de moneda propia, a lo que el gobierno de Roca respondió creando el peso moneda nacional, o «peso oro», debido a que se garantizaba su paridad con el oro, que solo pudo mantenerse durante 17 meses.
La Ley Nº 1130 de Moneda Nacional, sancionada en 1881, unificó el sistema monetario argentino y permitió la emisión de moneda a cinco bancos: Banco Nacional, Banco de la Provincia de Buenos Aires, Banco de Córdoba, Banco de Santa Fe y Banco Otero, la nueva moneda comenzó a circular en julio de 1883.
Roca fue quien creó la moneda argentina como tal, iniciando una tradición de inestabilidad monetaria que se extendería a lo largo de toda la historia argentina, a la vez que adoptó una política de alto endeudamiento y déficit fiscal, que hicieron crecer fuertemente la deuda externa. y que luego continuaría su yerno y sucesor en el poder, Miguel Juárez Celman, hasta su estallido en 1888, cuando el país entró en default durante cuatro años.
Período del gran endeudamiento
En 1884 estalló una crisis que obligó a Roca a dejar sin efecto el peso-oro que había creado el año anterior, decretando el curso forzoso del papel moneda y tomando un nuevo empréstito externo, pese a esas señales, el alto déficit fiscal y el alto endeudamiento del país, el peso argentino se mantuvo un 40% por encima del oro, llevando a que los mercados internacionales compraran grandes cantidades de bonos argentinos, en una operación que no tenía parangón a nivel mundial.
La continuidad de la bonanza económica y del crecimiento de la producción agrícola le permitió a Roca completar su mandato manteniendo su «audaz» política de déficit fiscal, inversiones y endeudamiento, sin mayores sobresaltos, pero los desequilibrios se manifestarían tan solo dos años después, cuando Argentina entró el default y la crisis económica creó un descontento social de enorme magnitud, que desembocó en la Revolución del Parque, conducida por una alianza liderada por Leandro Alem y Bartolomé Mitre, que causó la caída del presidente Juárez Celman.