Juana Manso gran maestra y pionera de la educación en nuestro país

Dijo Juana Manso: “Quiero y he de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es la verdadera fuente de su virtud”.

El 24 de abril de 1875 murió en Buenos Aires la amiga de Sarmiento: Juana Manso. Nacida en la misma ciudad durante junio de 1819, se desempeñó a lo largo de una corta existencia como escritora, traductora, periodista y maestra; lugares en los que destacó constituyéndose como ejemplo para las siguientes generaciones.

Juana tenía en claro que la educación era el camino y en enero de 1854 señaló: “Una triste experiencia tenemos, de cuanto es importante, derramar la ilustración de las masas, si hubiese sido ese primer paso después de Mayo 1810, y si se hubiese roto de lleno con las tradiciones del pasado para emancipar la razón como se habían emancipado todos los hombres, tal vez que ni tanta sangre habría empapado estas tierras; ni tantas lágrimas habrían corrido.”

Dirigió en Brasil el primer periódico latinoamericano destinado al público femenino y en Buenos Aires fundó el Álbum de Señoritas. 

A lo largo de su vida se comprometió con la educación popular y está considerada una pionera de la educación argentina.

Escribió poesía y manuales de estudio; tradujo obras en diferentes idiomas y fue precursora junto a otros autores de la novela en Latinoamérica. Durante varios años escribió en los Anales de la Educación Pública creado por Sarmiento.

Ejerció la docencia en Uruguay y Argentina en la misma época que Sarmiento con quien se relacionó ampliamente. Juntos se vincularon con la educadora Mary Tyler Peabody esposa de Horace Mann, escritor, filósofo y educador americano.

Su padre, un español que apoyó la Revolución de Mayo, la llevaba a cafés donde ella recitaba poemas. Luego se interiorizó en el mundo de los idiomas y a los 13 años ya había traducido del francés varios libros.

Gracias a la educación dentro de los idiomas se mudó a Brasil en donde conoció a su marido y juntos viajaron a Estados Unidos en donde Juana conoció las particularidades de una sociedad que otorgaba mayor libertad y oportunidades a las mujeres.

En 1859 comenzó a trabajar junto con Domingo Faustino Sarmiento a través de la fundación de escuelas mixtas, que en aquel entonces no eran bien vistas.

Sarmiento decía que «La Manso fue el único hombre de 3 ó 4 millones de habitantes de Chile y Argentina que comprendió mi obra educativa… ¿Era una mujer? Sí, pero parece que una mujer pensadora es un escándalo para esta sociedad». En su rol de educadora se preocupó de la educación de los aborígenes, también consideraba insuficientes las horas en que los alumnos en general estaban escolarizados, y se sentía asombrada por el lenguaje vulgar empleado por los niños producto de décadas de atrasos y tiranías. Además, para sostener económicamente la educación propuso usar lo recaudado en loterías como modo de financiamiento. Era muy formada e inteligente. Escribió sobre el alma que la definió como una fuerza sensible, inteligente y libre y apeló para su formación a la Filosofía, dejando demostrado que todas las personas tienen un alma, aunque también afirmó que muchas personas piensan no tenerla o no debieran tenerla. En ocasión de una epidemia de cólera que afectó en forma masiva a los pobladores de Buenos Aires en 1867, Manso escribió una columna titulada La educación de la muerte donde le dio  consejos a la Municipalidad de la Ciudad Buenos Aires acerca del aseo urbano y le solicitó higiene a la población, tanto física como moral.

Por su constante lucha en pro de la emancipación de la mujer y sus derechos, los diarios y publicaciones la atacaron constantemente hasta el punto de denigrarla nombrándola con epítetos salvajes, lo que quebrantó su salud. Falleció el 24 de abril de 1875 a los 55 años. Fue enterrada en el Cementerio británico porque se negó a recibir la extremaunción y un grupo de damas le mandó a comunicar que si no se confesaba no se le autorizaría su entierro en la necrópolis de Buenos Aires. Sus amigos vieron en esta última voluntad una muestra de su coherencia entre sus pensamientos y su modo de vivir y morir. Recién en 1915 sus restos fueron trasladados al panteón de Maestros del Cementerio de la Chacarita de Buenos Aires en donde a partir de ese momento descansan.

En el epitafio de su tumba dice: “Aquí yace una argentina que en medio de la noche de indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que dejar profanar el santuario de su conciencia”. “Maestra de maestras”. Descansa, pero no en paz, tu esfuerzo, tu tesón, tu visión de la educación está siendo destrozado hace añares.

Capítulos relacionados por etiqueta

Francisco Pascasio Moreno, conocido como el Perito Moreno

En 1874, Francisco Pascasio Moreno emprendió su primer viaje a la Patagonia, impulsado por un espíritu de aventura y su interés por la geología y la historia natural. Y ya no dejó de viajar por mandato de las autoridades argentinas hasta el año 1896, cuando fue designado perito de la Comisión de Límites entre Argentina y Chile, lo que le valió el apodo de «El perito Moreno». Sus viajes significaron descubrimientos geográficos trascendentales del suelo austral argentino, abriendo nuevos horizontes a la antropología sudamericana.