Juan Bautista Azopardo, el primer jefe de la Escuadra Naval

Fue un militar y corsario maltés que luchó al servicio de Holanda, España y Argentina. Fue el primer jefe de una fuerza naval argentina.

Síntesis biográfica

Nació en la población de Senglea, en la isla de Malta, el 20 de febrero de 1772 y, siendo aún un niño, sus padres lo enviaron a estudiar construcciones navales en el arsenal francés de Toulon, donde permaneció varios años. En momentos que Francia se hallaba en guerra con la mayoría de las naciones europeas, Azopardo obtuvo la patente de corso con el objeto de desbaratar el comercio naval del enemigo.

Al comenzar el siglo XIX llegó al Río de la Plata, realizando numerosos viajes entre Buenos Aires y Montevideo.

Al producirse la «Primera Invasión Inglesa», en junio de 1806, Azopardo que era Segundo Comandante del navío corsario «Dromedario», tomó parte en las acciones al mando de Liniers. Su experiencia como artillero, unida al valor personal que poseía, hizo que su actuación fuera destacada. Ello se repitió durante las acciones de la defensa de Buenos Aires, que tuvieron lugar en 1807.

En la «Segunda Invasión Inglesa», no solamente Liniers elogió ampliamente el coraje y la pericia de Azopardo, sino también el gobierno español, que le confirió los despachos de «Teniente Coronel de las Milicias Urbanas». Cuando se produjo la Revolución de Mayo, Azopardo se puso de parte de los patriotas criollos y, poco después, el gobierno patrio lo repuso en el grado que le había retirado el Virrey.

Luego de producidos los hechos revolucionarios de 1810, con mucho sacrificio el gobierno patrio pudo alistar una pequeña flotilla compuesta por la goleta «Invencible», el bergantín «25 de Mayo» y la balandra «Americana», que fueron tripuladas con hombres no muy adiestrados en la vida marinera. Al frente de esa fuerza naval fue puesto Azopardo, y el Segundo Comandante fue el Capitán Hipólito Bouchard.

A fines de febrero de 1811, la flotilla zarpó de Buenos Aires y remontó las aguas del río Paraná. El día 2 de marzo de 1811 se enfrentó en San Nicolás de los Arroyos con una fuerza naval española, comandada por el Capitán de Navío Jacinto de Romarate, compuesta por dos bergantines y dos faluchos.

Ese combate, el primero librado por fuerzas navales argentinas, sirvió para demostrar el coraje y patriotismo de nuestros hombres, que sólo debieron ceder ante la superioridad de fuego del enemigo y la pericia de sus muy experimentadas tripulaciones. Azopardo fue hecho prisionero cuando pretendía hacer volar su buque incendiando la santabárbara. Fue trasladado a Montevideo, donde se le instruyó un sumario por delito de alta traición, y de allí fue remitido a España, donde permaneció prisionero durante nueve años.

En 1820, debido a una insurrección que estalló en la península, fue liberado y pudo regresar a Buenos Aires, puerto al que arribó el 26 de agosto de 1820. El gobierno lo reincorporó al servicio con el grado de Teniente Coronel. En esa época Buenos Aires se hallaba en lucha contra el caudillo entrerriano Francisco Ramírez y dispuso el envío de una escuadrilla compuesta por ocho naves al mando del Coronel Zapiola; Azopardo era el Segundo Comandante de esa fuerza. El 26 de julio de 1821 se libró un combate en la boca del río Colastiné contra las naves de Ramírez y, nuevamente, Azopardo tuvo principalísima actuación para volcar la victoria hacia las fuerzas de Buenos Aires.

Posteriormente, Azopardo fue designado en el cargo de Capitán del Puerto de Buenos Aires y Jefe de Matrículas. Como tenía grandes conocimientos en todo lo referente a la navegación y al comercio marítimo y fluvial, aportó interesantes iniciativas que redundaron en beneficio de la repartición a su cargo. En ejercicio del mismo, el 7 de mayo de 1824, le fueron extendidos los despachos de Coronel.

A fines de 1825, el Imperio del Brasil le declaró la guerra a nuestro país, que en ese momento prácticamente carecía de poder naval. En forma apresurada y venciendo muchas dificultades fue alistada una escuadra que fue puesta a las órdenes del Almirante Brown. Azopardo era el segundo jefe de la misma y, a la vez, comandaba el bergantín »General Belgrano».

El 9 de febrero de 1826, Brown enfrentó por primera vez en la guerra a las fuerzas navales brasileñas, y en la acción tomó parte Azopardo. Debido a una mala interpretación de señales, Azopardo no pudo apoyar con su nave al buque de Brown, y el Almirante apreció que hubo debilidad en parte de los comandantes de las naves de su escuadra, entre los cuales se encontraba Azopardo. Pasó un parte al gobierno censurando la actitud de aquellos subordinados que él estimaba que prácticamente lo habían abandonado en el combate. A raíz de esta situación, se inició un sumario, finalizando el procedimiento mediante una resolución del Presidente de la República Bernardino Rivadavia, dictada el 20 de diciembre de 1826, por la cual se archivaban las actuaciones sin afectar el buen nombre y honor de los inculpados. No obstante, Azopardo no quiso continuar en servicio, y el 3 de febrero de 1827 solicitó y obtuvo el retiro.

Sin contar con muchos medios financieros, debió vivir en Buenos Aires llevando una existencia de sacrificios y privaciones, en compañía de su esposa María S. de Pérez Rico. Falleció el 23 de octubre de 1848.

Azopardo fue considerado como «el primer jefe de la Escuadra Naval». Cuatro buques de la Armada Argentina llevaron su nombre: Remolcador y Transporte (1885), Remolcador (1923), Fragata (1958) y Guardacosta (1962).