José Figueroa Alcorta

José Figueroa Alcorta fue un abogado y político argentino, que logró ser la única persona en ejercer la titularidad de los tres poderes del Estado: Vicepresidente de la Nación (Presidente del Senado), desde el 12 de octubre de 1904 hasta el 12 de marzo de 1906, Presidente de la Nación desde esa fecha y hasta el 12 de octubre de 1910; y presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, desde 1915 hasta su fallecimiento, en 1931.

José María Cornelio del Corazón de Jesús Figueroa Alcorta nació el 20 de noviembre de 1860 en la Ciudad de Córdoba, hijo de José Cornelio de Figueroa Valverde y de Teodosia Alcorta Isnardi. Estudió en el Colegio de Monserrat, y derecho en la Universidad de Córdoba.

Participó como constructor para la Municipalidad de Córdoba, y para el Ferrocarril Central Norte Argentino. También fue periodista y escribió en los diarios «El Interior» y «La Época».

Contrajo matrimonio el 16 de abril de 1888 con Josefa Julia Bouquet Roldán (1863-1941), oriunda de Bell Ville.

Como muchos de los dirigentes políticos de la época, formaba parte de sociedades secretas. Al ser disuelta la Logia Piedad y Unión N.º 34 de Córdoba, se constituye un círculo secreto donde ingresa Figueroa Alcorta, regularizándose el 19 de febrero de 1892 al reinstalarse libremente. Miembro más tarde de la Logia Bernardino Rivadavia N.º 174 de Buenos Aires.

Al año de egreso de la Facultad de Derecho integraba como senador la Legislatura de Córdoba. Eran tiempos de «juarismo» y el joven abogado frecuentaba «El Panal», el principal club político de la ciudad mediterránea dirigido por Marcos N. Juárez, hermano del presidente Miguel Juárez Celman, Jefe de Policía y promotor de la candidatura presidencial de Ramón J. Cárcano y de la suya propia a la gobernación de Córdoba. Figueroa Alcorta hizo méritos oficialistas en «El Interior», órgano del juarismo, y en marzo de 1888 contribuyó como legislador y periodista a promover un juicio político por malversación de fondos públicos contra el gobernador Ambrosio Olmos, que no se entusiasmaba por la candidatura de Cárcano, el joven Director de Correos y Telégrafos de la Nación.

Desde el autonomismo local se apoyó la llegada a la gobernación de Juárez que, el 18 de mayo de 1889, lo designó Ministro Secretario de Gobierno, Justicia y Culto. La caída del presidente Miguel Juárez Celman en agosto de 1890, arrastró al ejecutivo cordobés y dejó a Figueroa Alcorta fuera del gabinete.​ Ubicuo y dotado de buenas conexiones políticas, el nuevo gobernador Eleazar Garzón lo hizo diputado provincial primero, y Ministro Secretario de Hacienda después con la anuencia de Julio Argentino Roca.

El 7 de febrero de 1892, de la mano del expresidente Roca, fue elegido diputado nacional por Córdoba. La labor de la Cámara no era destacable, sino sólo la tribuna donde los abogados recién egresados ensayaban sus dotes oratorias; pero fue el trampolín de Figueroa Alcorta hacia su próximo objetivo político: la gobernación de su Provincia.

Más allá de las disputas internas en el Partido Autonomista Nacional y de la férrea oposición de los cívicos, el oficialismo retuvo el Ejecutivo provincial de la mano del binomio conformado por Figueroa Alcorta y José A. Ortiz y Herrera, entonces director del recientemente creado Hospital de Niños.

Dotó a su gobierno de gran dinamismo, favorecido por el fin de la crisis económica de 1890. Fundó varias colonias agrícolas que en la actualidad son pueblos de alguna importancia, como Santa Eufemia y General Deheza. Sancionó la Ley de Educación común, que establecía su obligatoriedad e iniciaba los trabajos manuales en las escuelas. Instaló las primeras cinco sucursales en su provincia del Banco de la Nación Argentina. En 1898 sostuvo la candidatura presidencial de Roca.

Finalizado su período como ejecutivo de la provincia, la Asamblea Legislativa lo designó senador nacional —refugio natural de los exgobernadores— por nueve años.

Al acercarse el término del segundo mandato constitucional de Julio A. Roca, la Convención de Notables de 1903 postuló al Diputado Manuel Quintana a la presidencia de la Nación, sin pronunciarse respecto de la Vicepresidencia, porque Roca pretendía que Marco Aurelio Avellaneda ocupara ese lugar si no conseguía imponerlo en el primer término de la fórmula. El Partido Autonomista Nacional debió afrontar la elección primaria sin saber quién sería el vicepresidente. La negativa despechada de Avellaneda, hizo surgir a Figueroa Alcorta, elegido por Roca en una reunión privado en la que participaron señaló a Quintana, Marcelino Ugarte y Benito Villanueva. Por lo tanto, el exgobernador de Córdoba asumió como vicepresidente, acompañando al presidente Manuel Quintana, el 12 de octubre de 1904.

Al producirse la revolución radical de 1905, el vicepresidente se encontraba de vacaciones en Córdoba, y fue tomado de rehén por los revolucionarios y, obligado por estos a abrir una comunicación telegráfica con el presidente Quintana; luego fue alejado del telégrafo y liberado, mientras los rebeldes pedían al presidente inmunidad para los jefes militares implicados, a lo que mandatario se negó.

Creyendo que el mensaje había sido escrito por Figueroa Alcorta, el presidente se resintió con su segundo, distanciándose desde entonces ambos miembros de la fórmula presidencial. Figueroa Alcorta guardó silencio ante las acusaciones de los allegados a Quintana, lo cual permitió a estos atribuirle debilidad de carácter e iniciar una campaña para eliminarlo del cargo por medio del juicio político.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Marcelino Ugarte, temiendo que, ante la mala salud del por entonces presidente, el ejecutivo quedara a cargo de un «roquista», apoyó los ataques contra el vicepresidente y, desde el diario La Nación, el ingeniero Emilio Mitre inició una serie de ataques sobre Figueroa Alcorta, que sólo fue acallado por el estado de sitio. Desde Europa, Carlos Pellegrini asumió su defensa. Finalmente, los problemas de salud obligaron a Manuel Quintana a tomarse licencia del cargo en enero de 1906 hasta su fallecimiento en marzo de aquel año.

Ante el progresivo deterioro de la salud del presidente Quintana, Figueroa Alcorta asumió la presidencia en forma permanente el 25 de enero de 1906; la muerte del presidente —el 12 de marzo del mismo año— lo obligó a jurar como presidente titular.

El nuevo presidente se apoyó inicialmente en el grupo roquista del PAN, alejándose definitivamente de los mitristas. Cuando asumió, Roca estaba prácticamente retirado de la acción política, por lo que el presidente creyó poder actuar con mayor libertad. Ocurrió exactamente lo contrario: los dirigentes roquistas buscaban reorganizar el partido, y en lo único que se pusieron de acuerdo fue en obligar al presidente a someterse a esa reorganización; como este quiso mantener su independencia, obstruyeron sistemáticamente todas sus acciones en el Congreso.