Inauguración del Monumento al Cristo Redentor de los Andes
La inauguración se realizó ante delegaciones de ambos países. Las presidían los cancilleres de la Argentina y Chile. Un cierre a los conflictos que habían tensionado la relación pocos años atrás.En recuerdo de su actuación, el artista la inmortalizó en la placa al pie de la escultura. Allí se ven a la señora Oliveira de Costa personificando a la república Argentina y a la señora del presidente Riesco como la república de Chile.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Argentina y Chile, que en la actualidad comparten unos 4500 km de frontera, mantuvieron numerosas discusiones sobre cuáles debían ser los lugares de la cordillera de los Andes por donde debía pasar el límite entre los dos países.
Entre 1898 y 1904 ambas naciones incrementaron considerablemente sus armas: en Chile, donde gobernaba el presidente Federico Errázuriz, compraron un crucero, tres destructores y dos acorazados británicos. En Argentina, donde el presidente era Julio Argentino Roca, la Armada adquirió dos acorazados italianos.
Aunque ambos presidentes se habían reunido en febrero de 1899 para llegar a un acuerdo pacífico, en el inicio del siglo XX se difundieron en ambos países los rumores de una guerra. Se exageraban incidentes de poca importancia y la prensa alentaba el clima bélico.
El Papa León XIII, al iniciarse el siglo XX, dirigió una serie de cartas encíclicas rogando por un mundo de paz y armonía y reclamando una mayor devoción por el Cristo Redentor. Teniendo en cuenta esta petición y preocupado por la posibilidad de un conflicto armado entre Argentina y Chile debido al litigio fronterizo de larga data, el dominico y obispo de San Juan de Cuyo, monseñor Marcolino del Carmelo Benavente, prometió públicamente, en 1900, realizar una colecta para erigir una estatua al Cristo Redentor que recordara el mensaje de paz que Jesús había traído al mundo.
La forma que hemos determinado para manifestar la fe y la gratitud es erigir una estatua colosal en la cumbre de los Andes a Cristo Redentor.
Benavente consiguió el bronce de antiguos cañones y le encargó al escultor Mateo Alonso (nacido en 1878 en la Ciudad de Buenos Aires) que realizara la estatua.
La idea inicial del obispo era colocar la obra sobre el monte Panta, frente al Puente del Inca en Mendoza, Argentina.
Terminada la efigie, durante un tiempo quedó en exhibición en el patio del Colegio Lacordaire (que ocupaba en Buenos Aires la manzana de Esmeralda, Tucumán, Suipacha y Viamonte), de la orden dominica: la solución diplomática del conflicto había quitado entusiasmo a la idea de instalarla en la Cordillera.