El mausoleo de Belgrano tardó 83 años en realizarse
El prócer murió en 1820, pero recién en 1860 se constituyó una comisión que planificaría la realización de la obra, que finalmente fue inaugurada en 1903 durante el segundo gobierno de Roca.

El mausoleo del General se encuentra en el atrio del templo de Santo Domingo, en la esquina de la Avenida Belgrano y Defensa en el Barrio de Monserrat. El creador de la bandera nacional murió el 20 de junio de 1820 en plena crisis político-militar, en la pobreza y el olvido de sus contemporáneos. Fue amortajado con el hábito albo de la orden dominicana y enterrado en el atrio de la iglesia y convento de Santo Domingo. Una sencilla losa con la leyenda “Aquí yace el general Belgrano” cubría su sepultura.
En el año 1895, los estudiantes de la Sección Sur del Colegio Nacional de Buenos Aires (después Colegio Nacional Bernardino Rivadavia), junto con los de la Escuela Nacional de Comercio, estaban preparando la velada para festejar la fiesta patria del 9 de julio. Uno de los estudiantes, Gabriel L. Souto, lanzó la idea de hacerle un mausoleo a Belgrano, que fuera el más hermoso de la ciudad.
El 8 de julio se realizó la procesión cívica, que congregó gran número de jóvenes, sobre todo estudiantes. Recorrió la Avenida de Mayo desde la plaza Lorea, donde se organizó, hasta el monumento a Belgrano, en la Plaza de Mayo. Llegados antes la estatua de Belgrano, después que se escuchara el Himno Nacional, subió al pedestal Souto y en nombre de los estudiantes les habló llamando a la gratitud nacional a reparar el olvido que sufrían los restos mortales de Belgrano, sepultados humildemente en el atrio de la iglesia de Santo Domingo, e invitó al pueblo a que constituyera una comisión representativa para costear por suscripción pública un mausoleo que conservara los restos del héroe. Fueron los jóvenes quienes promovieron la formación de dos comisiones, una Comisión de Presidentes Honorarios y otra Ejecutiva, que sería la que tendría el peso efectivo de la tarea. La primera de estas dos Comisiones estaba formada por destacadas figuras de la vida pública argentina, tales como los ex-presidentes Bartolomé Mitre, Julio Argentino Roca y Carlos Pellegrini; Bernardo de Irigoyen, Vicente Fidel López, Carlos Guido Spano, el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Monseñor Agustín Boneo y Fray Marcelino Benavente. Mientras que la Comisión Ejecutiva tuvo como presidente a Gabriel Souto, el autor de la idea de erigir el mausoleo.
La suscripción pública que debería cerrarse en junio de 1896, reunió una cantidad considerable de fondos. A ello se sumó la acción del Congreso Nacional, que en 1896 sancionó la ley 3363, por la que daba un aporte de cincuenta mil pesos para la colecta. Su ejemplo fue seguido por las legislaturas de varias provincias. Otras instituciones, como el Ejército y la Armada, al igual que el comercio, asociaciones, escuelas y particulares contribuyeron con su aporte. La colecta siguió por más tiempo del fijado inicialmente y cuando se cerró había en caja 107.725 pesos con 25 centavos, suma muy importante para la época.
En el año 1896, los jóvenes promotores de la construcción del mausoleo de Belgrano, nombraron una Comisón compuesta por legisladores nacionales para que redactase la base del concurso para la ejecución de la obra. Esta estaba integrada por los Senadores Nacionales Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, Doctor Carlos Pellegrini y Doctor Bernado de Irigoyen, y los Diputados Nacionales Doctor Manuel Mantilla, Doctor Benjamín Giménez, señor Mariano de Vedia y Doctor Adolfo Dávila.
Para la confección de los proyectos se invitó al concurso a escultores argentinos, italianos y franceses. Las Embajadas en Roma y en París se movilizaron para despertar el interés de los principales artistas del mundo. Aquí fueron asesores del jurado el arquitecto Dormal, el ingeniero Agrelo y el artista Eduardo Schiaffino. El trámite del concurso fue largo y engorroso, pero al fin la obra le fue adjudicada al escultor italiano Ettore Ximenes, quien la realizó, previas algunas modificaciones al proyecto original, y es la que hoy podemos admirar en el atrio de la iglesia del Convento de Santo Domingo.
La obra fue inaugurada el 20 de junio de 1903, siendo el General Julio Argentino Roca, presidente por segunda vez.