El asesinato de Florencio Varela
La muerte de Varela fue un duelo para los unitarios entre quienes se vivió como una calamidad política.

El 13 de marzo de 1848, Florencio Varela, la filosa pluma que atacaba al régimen de don Juan Manuel de Rosas, recibió una carta en la que prometían asesinarlo si no se retractaba de sus dichos. La nota la firmaba «El Vizcaíno». Este mensaje podría haber sido uno más de los tantos recibidos por el poeta tildado de «salvaje unitario». Sin embargo, el 20 de marzo, cuando ingresaba en su domicilio de la ciudad de Montevideo a las siete y media de la tarde, Florencio Varela fue apuñalado en el pecho y el cuello.
Herido de muerte, Florencio Varela se arrastró hasta la casa de Pedro Charbonier. Alertado por los gritos de los vecinos, Juan N. Madero, su socio y colaborador en el diario El Comercio del Plata acudió a asistirlo. Todos los esfuerzos por contener la sangre que se llevaba la vida de uno de los antirosistas más beligerante, fueron insuficientes. El doctor Julián Fernández fue el encargado de informar de su deceso a la familia.
Andrés Cabrera, un canario analfabeto fue el autor del crimen, pero siendo analfabeto ¿quién escribió la nota? La pregunta nunca tuvo respuesta.
Cabrera huyó a refugiarse con las tropas de Oribe que acampaban en Buceo (donde hoy se alza la llamada Aduana de Oribe). Se dice que Oribe lo premió con una chacra y cinco mil pesos fuertes.
Rosas y Oribe fueron señalados como responsables del crimen, aunque las disidencias internas entre los exiliados argentinos y la fracción riverista dieron motivos para pensar que éstos útimos también pudieron haber sido responsables del asesinato. Lo que se sabe es que su muerte fue festejada por el rosismo y que dos semanas antes, la imagen de Varela había sido “fusilada” en el campamento de Oribe.
Andrés Cabrera fue detenido en 1851. Las investigaciones impulsadas por la familia de Varela no aportaron ninguna conclusión relevante y pocos meses después Cabrera quedó libre de culpa y cargo. Pero el destino, al poco tiempo, le cobró la vida en una riña con un oficial del ejército.
La muerte de Varela causó repudio en Montevideo. Desde su diario, El Comercio del Plata, ejercía el liderazgo duro de la oposición. Sus artículos no pasaban inadvertidos por sus adictos y repudiados por sus enemigos.
Ese mes de marzo llegaron a Montevideo los representantes de Francia e Inglaterra, Roberto Gore y Jean Baptiste Louis Gros con intenciones de conspirar contra Rosas. Varela tenía el alma puesta en esa conspiración. Desde hacía diez años, Florencio, Alsina y Alberdi eran integrantes de la célebre Comisión Argentina que alentó la invasión de Lavalle con la connivencia de la diplomacia francesa. Con el tiempo, Alberdi atribuyó a devaneos juveniles su participación en dicha Comisión, Florencio Varela murió con la convicción de haber obrado correctamente.
Su urna dice: Florencio Varela asesinado en Montevideo.