Carlos Guerrero, el hombre que introdujo los Aberdeen Angus a nuestro país

Hijo de Carlos José y Felicitas Catalina Cueto. A los catorce años entro a trabajar con sus padres en tareas fluviales; desde 1874 empezó a dirigir algunos establecimientos rurales.

En 1879, el hacendado don Carlos Guerrero fue el primer argentino en introducir al país animales Aberdeen-AnGus puros de pedigree inscriptos en el Herd Book inglés: el toro “Virtuoso” y las vaquillonas “Aunt Lee” y “Cinderella”. Más tarde le siguieron importaciones realizadas por Roth, Grant, Ritchie, Villanueva, Brown, Sauze, Hogg, Unanue, Urquiza y muchos otros.

Un gran impulso para la raza significó la fundación, el 18 de septiembre de 1920, de la Corporación Argentina de Aberdeen-AnGus (hoy, Asociación Argentina de AnGus), que tiene como objetivo principal promover las variedades negra y colorada. Los ejemplares de pedigree son inscriptos en el Herd Book Argentino desde 1901.

Su vida

Había nacido en la provincia de Buenos Aires, en 1847. Contaba 14 años cuando comenzó a colaborar con su padre en las tareas de la primera empresa fluvial de nuestro país. Hacia 1871 comenzó a dirigir algunos establecimientos rurales, tarea que le forjó sólidos conocimientos sobre el quehacer agropecuario. A fuerza de iniciativa y trabajo, logró adquirir varios campos en las provincias de Buenos Aires, San Luis y Córdoba, que fueron modelo en su actividad. San Antonio, en Olavarría, Primavera, en estación La Nacional, La Penca, Buena Esperanza y El Parque, en la estación Chamaicó, María Ignacia, en estación Naón, Retaguardia, en estación Charlone, Vanguardia, en estación Burmeister, La Salada, en estación Castelli, además de la hermosa y reconocida cabaña «Charles», erigida en la localidad de Juancho, Partido de General Madariaga

En su tiempo, llegó a convertirse en uno de los ganaderos que poseía mayor número de cabezas de ganado, de todas las razas, en nuestro país. Se caracterizó por un espíritu inquieto y observador que le permitió manejarse con juicio certero y pragmático, capaz de encontrar soluciones que permitieran mejorar lo conocido, añadiendo nuevas y positivas técnicas. Conflictivos tiempos le tocaron vivir y su fuerte temperamento, que juzgaba al país postrado por la burocracia, le llevó a fundar la Liga Agraria de la Provincia de Buenos Aires en defensa de los intereses de los productores agropecuarios. Presidió esta institución casi a perpetuidad. Volcó en la Revista Agraria, órgano oficial de la entidad, un riquísimo bagaje de conocimientos, adquiridos en su trabajo cotidiano y en la vasta experiencia recogida en sus innumerables viajes de estudio, en cuyo transcurso visitó las principales cabañas ganaderas de Inglaterra, Francia y Alemania, además de escuelas de agricultura, exposiciones y mercados de ganado.