Cándido López «El manco de Curupaytí»
Nacido en Buenos Aires en 1840, Cándido López se destacó entre los pintores de su época. Sus cuadros mostraron los diferentes escenarios de la Guerra de la Triple Alianza.

Cándido López (Buenos Aires, 29 de agosto de 1840 – Baradero, 31 de diciembre de 1902) célebre por sus cuadros históricos sobre la guerra de la Triple Alianza.
Fue un pintor argentino que retrató la Guerra de la Triple Alianza desde las trincheras. López fue soldado y cronista: escribió un diario y bocetó en carbonilla escenas de la guerra, ahí, en la batalla, López perdió el brazo derecho, reeducó el izquierdo y llevó parte de esos bocetos al lienzo.
Antes de la guerra, Cándido era fotógrafo daguerrotipista y se dedicaba a retratar pequeñas ciudades de Buenos Aires y el sur de Santa Fe. Luego, comenzó a explorar la pintura y recibió las enseñanzas del pintor italiano Baldassare Verazzi.
Cuando estalló la Guerra de la Triple Alianza planeaba un viaje a Europa para perfeccionar su arte, pero decidió enrolarse en el ejército para luchar en la guerra. Ahí registró cada momento, bocetó noventa cuadros y relató en un diario sus vivencias. “Al presentarme como soldado voluntario en defensa de mi Patria en una guerra nacional, me propuse también servirle como historiador con el pincel”, narró López en una carta que le envió a Bartolomé Mitre en junio de 1887.
Su vida y su arte dieron un vuelco en la batalla de Curupaytí, cuando un casco de granada le destrozó la mano derecha y tuvieron que amputarle el brazo para detener la gangrena. El “manco de Curupaytí”, como se lo conoció desde entonces, se vio obligado a entrenar su mano izquierda y, con el correr de los años, llegó a pintar cincuenta y dos cuadros.

Algunas piezas representan campamentos, otras narran batallas o los momentos en que un río es cruzado de orilla a orilla. “Uno puede ver ciertas constantes en su obra, por ejemplo los cielos, del bosque, los árboles, el agua. Los cielos encapotados revelan una especie de ocultamiento de la luz por lo que está ocurriendo, una guerra que trae aparejadas la herida y la muerte”.
Al borde de la miseria, López comenzó a practicar pintura con su mano izquierda, aunque solamente consideró que estaba en condiciones de volver a dedicarse al arte hacia 1869. De modo que volvió a pintar, pero concentrándose en reflejar los campos de batalla y los campamentos de la Guerra del Paraguay. Más tarde vivió varios años en San Antonio de Areco y Merlo (Buenos Aires)
No obstante, no logró prosperidad económica, de modo que en 1887 envió una misiva al expresidente Mitre, a quien le solicitó intercesión para obtener ayuda pública. Mitre en cuanto sujeto muy influyente se transformó en su comitente y le aportó un subsidio a cambio de una serie de cuadros que «documenten» la «Guerra del Paraguay». Es así que a partir de algunos de los esbozos realizados entre 1865-1870, López pintó sus principales cuadros entre 1888 y 1901. López intentó pintar unos cien cuadros, pudiendo concluir 52.

Gran parte de estas obras aparecen con la firma Zepol, seudónimo que corresponde a la reversión de su apellido. Pasó sus últimos años en un campo que había alquilado en Baradero, provincia de Buenos Aires, donde falleció el último día de 1902.