Bernardino Rivadavia

Admirado y denostado, Rivadavia es el hombre de la Independencia y el hombre del empréstito extranjero fundacional. Luces y sombras del primer presidente argentino.

Síntesis Biográfica

  • Nacido como Bernardino de la Trinidad González de Rivadavia y Rodríguez de Rivadavia, en Buenos Aires el 20 de mayo de 1780, en el seno de una familia acaudalada.
  • Inició sus estudios en el Colegio de San Carlos en 1798 donde cursó gramática, filosofía y teología, pero no se graduó en ninguna de estas materias, abandonando los estudios en 1803.

Durante las invasiones inglesas combatió con grado de capitán. Fue luego designado alférez real del Cabildo. En la asonada del primero de enero de 1809 apoyó al virrey Liniers.

Se casó con Juana del Pino, hija del virrey del Pino y fue un comerciante de éxito. Tuvieron cuatro hijos: José Joaquín, Constancia, Bernardino Donato y Martín.

Participó en la Revolución de mayo de 1810, iniciadora del proceso de emancipación del virreinato del Río de la Plata del dominio español.

Propulsó la formación del primer triunvirato (1811-1812) que dirigió la política de los territorios rioplatenses independizados, cuyo Congreso proclamó su soberanía sobre las Provincias Unidas del Río de la Plata (Estado que sería proclamado como tal en el Congreso de Tucumán en 1816). El Ejército del Norte, contradiciendo las órdenes del Triunvirato para que abandonara la lucha, venció a los realistas en la batalla de Tucumán y los expulsa hacia el norte.

Se da inicio a la revolución del 8 de octubre de 1812, dirigida por José de San Martín, Carlos María de Alvear, Manuel Guillermo Pinto y Francisco Ortiz de Ocampo. Exigieron la renuncia del Triunvirato y su reemplazo por un Segundo Triunvirato, que tomó la decisión de arrestarlo y obligarle a alejarse de la capital por un tiempo.

De 1814 a 1820 realizó misiones diplomáticas en Europa para el nuevo Estado, entre otras las negociaciones con España. Desde 1820 hasta 1824 fue ministro de Gobierno. Participó en el Congreso Constituyente que redactó la Constitución de 1826 y fue presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Logró ampliar el derecho al voto a los hombres mayores de 20 años, organizar el Parlamento y los tribunales, y la libertad de prensa. Adoptó la idea de una república centralizada y financió la creación de la Universidad de Buenos Aires y del Archivo Nacional. Continuó la guerra iniciada con Brasil en 1825 por la cuestión de la Banda Oriental (que incluía el actual Uruguay). Obligado a dimitir en julio de 1827.

Rivadavia se retiró definitivamente de la vida pública. En 1829 parte hacia Francia, dejando a su familia en Buenos Aires. En Paría vuelve a su oficio de traductor. Pasan por sus manos «La Democracia en América» de Tocqueville; «Los viajes» y «El arte de criar gusanos de seda» de Dándolo. En 1834 decide regresar a Buenos Aires. Pero el gobierno de Viamonte le impide desembarcar. Su mujer y su hijo Martín, que lo esperaban en el puerto, suben al barco y se suman al exilio de Rivadavia. Los hijos mayores, Benito y Bernardino, tienen otros planes: se han sumado a la causa federal y están luchando para que Juan Manuel de Rosas asuma definitivamente el poder.

Los Rivadavia se instalan primero en Colonia y luego pasan a Brasil. Allí, tras un accidente doméstico, murió Juanita del Pino en diciembre de 1841. Martín volvió a Buenos Aires a unirse a sus hermanos y Rivadavia decidió a fines de 1842 partir hacia Cádiz, donde se instaló junto a dos sobrinas, en una modesta casa del barrio de la Constitución. Tenía sesenta y cinco años cuando hizo modificar su testamento al advertir que sus sobrinas le estaban robando la poca plata labrada que le quedaba. El 2 de septiembre de 1845, pocos días después de este episodio, murió pidiendo que su cuerpo «no volviera jamás a Buenos Aires». Sin embargo sus restos fueron repatriados en 1857 y desde 1932 descansan en el mausoleo levantado en su honor en Plaza Miserere.

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