Antecedentes de La Penitenciaría Nacional, hoy Plaza Las Heras

Con el antecedente de El Cabildo, como la primera cárcel legal Argentina. El edificio de gobierno de la época cumplió las funciones de cárcel de la colonia en Santa María de los Buenos Ayres. Y no fue por poco tiempo. Recién transfirió sus presos a la desaparecida Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, cuando fue inaugurada en 1877.

Entre los años 1877 y 1962, la Penitenciaría Nacional, cárcel de alta seguridad, funcionó en el predio que hoy se conoce como Parque Las Heras en el barrio de Palermo. Se la denominaba, vulgarmente, «Tierra del Fuego» por la similitud con la cárcel que se encuentra ubicada en esa provincia argentina. En su momento, la edificación fue respaldada por grandes criminalistas del mundo. También hubo varios fusilamientos, entre ellos, el del Gral. Valle.

Perteneciente a la jurisdicción del Servicio Penitenciario Federal (SPF), la Penitenciaría Nacional se encontraba ubicada desde 1877 entre las calles conocidas hoy como Av. Las Heras (antes Camino de Chavango) / Salguero / Juncal / Av. Coronel Díaz (antes Coronel). En la actualidad se halla el Parque Las Heras, en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires. Su demolición comenzó en 1961 y finalizó al año siguiente. 

El gobernador de la provincia de Buenos Aires (esto ocurrió antes de la capitalización), Dr. Emilio del Carril, en 1862, convoca a un concurso para presentar “Planos y Presupuestos para la construcción de una Cárcel Modelo” con la finalidad de revertir la situación de hacinamiento de la cárcel del Cabildo y constituir la primera cárcel que representara los ideales reformatorios europeos de la época. El decreto llamando a concurso fue firmado por el ministro de gobierno de Castro, doctor Antonio E. Malaver.

No fue hasta abril de 1872 que se abrieron las propuestas y resultó ganador el proyecto presentado por los Arq. Ernesto Bunge e Ing. Valentín Balbín, a quienes se les asignó la construcción, reconociéndoseles como toda recompensa, el 5,5 por ciento del total del precio de la obra.

La edificación, cuyo perímetro fue rodeado por una muralla, ocupaba 10 hectáreas emplazadas en una barranca, y estaba constituida por pabellones para los presidiarios, casa de guardia, talleres de oficios, laboratorios de imágenes y otras estructuras. 

Su construcción se realizó bajo la consigna de ser una cárcel modelo y fue inaugurada en 1877, momento en el que se trasladaron presos de la cárcel del Cabildo cuya población se encontraba en estado de hacinamiento. Los reclusos tendrían la oportunidad de aprender oficios y trabajar en los talleres de artes y oficios.

Los pabellones 1 a 5 tenían 120 celdas cada una,  amplias y ventiladas, que medían entre 5 y 7 metros, con ventana elevada que poseía rejas y cristales, una claraboya pequeña de 40 x 50 centímetros para aireación, también enrejada; las puertas de acceso eran de gruesa madera en las cuales había un ventanillo practicado a poco menos de 1 metro 30 centímetros del suelo que permitía el suministro de comida al penado. Pocos centímetros más arriba, un ojo de seguridad facilitaba al guardia cárcel la vigilancia del interior de la celda sin ser visto desde adentro. En los extremos de cada pabellón se instalaron los servicios sanitarios y en el punto de unión de los cinco, una jaula enrejada encerraba la guardia central. Los dos pabellones restantes —los números 6 y 7—, eran más pequeños.

A partir de 1907 el lugar contó con un hospital para la atención de los penados. 

Reclusos célebres

Cumplieron su condena en la Penitenciaría Nacional:

  • Juan Moreira ingresado en 1882, condenado a prisión de 2 años y tres meses a partir de su detención, ocurrida el 7 de julio de 1881, por el robo de 1.000 pesos y algunos comestibles, perpetrado el 4 de julio de 1881 en el almacén de don Antonio Altolaguirre en San Nicolás.
  • Hormiga Negra conocido como El Rubio Hormiga Negra, fue a parar a la celda del penal a los 37 años, sin que se le pudieran comprobar todos los crímenes que se le adjudicaban.
  • José Santos Godino («El Petiso Orejudo») por reiterados asesinatos de criaturas y su anómala tendencia incendiaria
  • Mateo Blanks, múltiple asesino de Azul
  • Salvador Viteralle, copartícipe en el asesinato de Livingston
  • Ricardo Barsch, doble homicida.