Ansina, el negro esclavo liberado por Artigas que acompañó al general toda la vida
Fue comprado por Artigas, quien lo liberó inmediatamente. En ese momento entablaron una profunda amistad.

Joaquín Lenzina, conocido como “Ansina”, nace en la ciudad de Montevideo en el año 1760. Fue un destacado lancero afro oriental, hijo de esclavos africanos, liberado por Artigas luego de comprarlo. En su infancia fue aguatero. Luego recorrió la campiña donde aprendió a tocar la guitarra, recorriendo las estancias como payador. De muchacho se alistó en un supuesto barco pesquero pero, al enterarse de que era un barco pirata, huyó a Brasil, donde fue capturado y convertido en esclavo. Fue comprado por Artigas, quien lo liberó inmediatamente. En ese momento entablaron una profunda amistad.
Luego de liberarlo, Artigas lo recomienda para el Batallón de Pardos Libertos del Cabildo de Montevideo. Ansina está al mando del batallón cuando los esclavos de Montevideo se levantan en 1803 y se fugan por el Portón de San Pedro, hacia las tolderías charrúas.
“No puedo olvidar el día que lo vi…me habían reducido a esclavitud y en la última desgracia viví, hasta que conocí a este hombre de virtud…¡y me dio absoluta libertad¡”.
En medio de la traición que persiguió a Artigas toda la vida y continuó en la muerte, hay un punto de sosiego, una sombra negra refulgente de lealtad. Es la del esclavo que liberó a pesar de ser «peligroso, revoltoso y tener malos antecedentes”, según la advertencia que recibían los posibles compradores.
Joaquín Lenzina, el que le dijo cuando Artigas anunció que pediría asilo en el Paraguay: “Mi general, yo lo acompañaré hasta el fin del mundo”. Y cumplió.
Portavoz de los ideales de Artigas a través de sus obras
En sus obras, Lenzina, supo ser un gran portavoz de su camarada Artigas, de todas las ideas que este sostenía y por las cuales peleaba: el federalismo, la igualdad de todos los ciudadanos, libertad civil y religiosa, gobierno central y respeto de las autonomías provinciales (federalismo) y establecimiento de una capital fuera de Buenos Aires.
Acompañó a Artigas en todas sus batallas, y como decíamos, estuvo a su lado hasta que falleció en el exilio paraguayo, donde también Lenzina fallecerá a la longeva edad de 100 años, en 1860.