1908 – Primera temporada del Teatro Colón
El lunes 25 de mayo, pasadas las 9 de la noche y ya ocupados palcos, plateas y cazuelas, la orquesta ejecutó la canción patria y, acto seguido, la Gran Compañía Lírica italiana de Luigi Mancinelli ofreció la ópera Aída, de Verdi.

El 25 de mayo se inaugura el nuevo edificio del Teatro Colon. El anterior, ubicado en la Plaza de Mayo, había cerrado veinticinco años atrás.
La construcción se inició en 1890, dirigida sucesivamente por Francisco Tamburrini, Víctor Meano (que murió en 1904) y Julio Dormal. El edificio es de estilo renacentista italiano, con ornamentación francesa, y llama la atención por su suntuosidad, especialmente el foyer, y la gran escalera. El salón, en forma de herradura y coronado con una inmensa araña, es más grande que la Scala o el Metropolitan, y sin embargo su acústica es perfecta. Tiene siete pisos, y puede alojar a 3000 personas.
En la función inaugural se canta Aida, con Lucia Crestani y Amadeo Balsi.
Se realizaron en 1908 setenta y seis funciones, de acuerdo al siguiente detalle:
“Aída” de Giuseppe Verdi. Se presentó en tres ocasiones, los días 25, 26 y 28 de mayo. Amedeo Bassi encarnó a Radamés, Lucía Crestani fue Aída, María Verger interpretó a Amneris, Vittorio Arimondi a Ramfis y Berardo Berardi fue el Rey, bajo la dirección del maestro Luigi Mancinelli. Según los comentarios de la época que reproduce el libro de Ernesto de la Guardia, “los intérpretes de aquella “Aída” elegida para tan memorable noche, se hallaban algo cohibidos por la emoción. Es lógico que así fuese, pero al ir avanzando la representación, más dueños de si mismos, fueron imponiendo sus cualidades”, que, agregamos nosotros, eran muchas, como lo demuestran las grabaciones que nos quedan de ellos, al menos de los que cubrieron los papeles principales. A partir de allí, “Aída” se presentó en más de treinta y cinco temporadas, destacándose en el rol protagónico sopranos como Eugenia Burzio (1909), Cecilia Gagliardi (1912 y 14); Rosa Raisa (en 1915 junto a Caruso, 1916, 18 y 29); Claudia Muzio (1919, 20, 21, y del 23 al 26, junto a Giovanni Martinelli, Aureliano Pertile, Francesco Merli y Giacomo Lauri Volpi entre otros); María Caniglia en 1937; Elizabeth Rethberg en 1938; Gina Cigna en 1932 y 1939; Zinka Milanov en 1942; la argentina Delia Rigal, gran cantante y estupenda docente, en 1947 junto a Beniamino Gigli, en su única presentación en el papel de Radamés en Buenos Aires, ya en el final de su carrera; María Callas junto a Mario del Mónaco en 1949, Renata Tebaldi y Carlo Bergonzi en 1953; Antonieta Stella y Pier Miranda-Ferraro para el cincuentenario; Martina Arroyo con Bergonzi en 1968. 5
“Hamlet” de Ambroise Thomas se representó seis veces, a partir del 30 de mayo, con el gran barítono Titta Ruffo, Francisco Nicoletti y Esperanza Clasenti entre otros, bajo la dirección de Mancinelli. Este rol era el “caballito de batalla” de Titta Ruffo. Por lo demás, entre muchas incongruencias, el argumento culmina con el ascenso triunfal de Hamlet al trono de Dinamarca, tergiversando sobremanera el drama shakespereano. Casi podríamos asegurar que con la desaparición de Ruffo, poco volvió a cantarse, al menos en los principales teatros del mundo. Repetirá el gran barítono este rol en 1909, 1910, 1915, 1916, 1926, 1928 y 1931. Acotemos que la última representación de esta ópera en nuestro teatro (y la única, fuera de las protagonizadas por Ruffo) fue en 1937, cuando la cantó el francés Martial Singer. 6
“Madama Butterfly” de Giacomo Puccini: cinco funciones, a partir del 4 de junio, con María Farnetti en el rol protagónico, Amedeo Bassi como Pinkerton y Manuel Sarmiento como Sharpless, con la dirección de Arturo Vigna. Especialista en las óperas del verismo, la Farnetti fue sin dudas una intérprete destacada de este repertorio. La ópera había sido presentada en Buenos Aires en 1904, en el Teatro de la Ópera, pocos meses luego de su fracasado estreno en Milán y con la misma soprano, Rosina Storchio, que años después visitaría el Colón aunque en su escenario no interpretó este rol. En el Colón se representó más de ciento cincuenta veces en veintisiete temporadas, mereciendo recordarse, entre tantas protagonistas, a la valenciana Lucrezia Bori (1911 y 1914), Roseta Pampanini (1926); Gilda dalla Rizza (1929 y 1930), la argentina Isabel Marengo (1938, 39 y 49), la catalana Victoria de los Ángeles (1952) y Renata Scotto (1964).
“Tristán e Isolda” de Richard Wagner. Un total de seis funciones, los días 10, 12 y 20 de junio, 2 y 7 de julio y 8 de agosto, contaron con Giuseppe Borgatti como Tristán, Amelia Pinto como Isolda, Vittorio Arimondi como el Rey Marke y Elisa Ferraris como Brangania. La obra, como ocurría en esos años en muchos teatros del mundo, se cantaba en el idioma original de los artistas que la interpretaban. En este caso, fue en italiano. Recién en la temporada 1923 se la comenzó a representar en alemán.
Entre los pasados protagonistas recordamos a Edoardo Ferrari-Fontana, con Lina Pasini-Vitale en 1911, con Lucy Weidt en 1912 y con Elena Rakowska en 1920; a Walter Kirchhoff y Else Bland en 1923; Lauritz Melchior, con Frida Leider en 1931, Anny Konetzni en 1933 y con Helen Traubel en 1943; Gotthelf Pistor y Ella de Nemethy en el 34; Max Lorenz con Anny Konetzni en 1938; Set Svanholm con Kirsten Flagstad en 1948; a Birgit Nilsson en 1955 y 1971 y a Ute Vinzing en 1977.
“Rigoletto” de Giuseppe Verdi. Se ofrecieron cinco funciones a partir del 14 de junio, con Amedeo Bassi y Manfredi Polverosi alternándose en el rol del duque, Titta Ruffo como Rigoletto y Lucia Crestani como Gilda, con la dirección de Arturo Vigna. Esta era (y es) una de las óperas preferidas del público porteño.
Verdi se inspiró en “Le roi s´amuse” de Victor Hugo para musicar esta obra maestra. Se había estrenado en 1853 y fue presentada en Buenos Aires en junio de 1855. Los más grandes cantantes del mundo la habían ofrecido desde entonces en la Ópera, el Coliseo y el viejo Colón de la Plaza de Mayo.
Rigoletto subió al escenario del Colón en treinta y cuatro temporadas, protagonizado por los mayores representantes de cada cuerda a nivel mundial. De entre los barítonos, fueron los primeros además de Ruffo, Giuseppe De Luca, Riccardo Stracciari, Carlo Galeffi, Luigi Montesanto en el rol principal; los tenores Alessandro Bonci, Giuseppe Anselmi, Florencio Constantino, Hipólito Lázaro, Dino Borgioli, Giacomo Lauri Volpi, Miguel Fleta y Galiano Massini en el rol del duque de Mantua, así como las sopranos Graziela Pareto, María Barrientos, Lucrezia Bori, Amelita Galli-Curci, Mercedes Capsir, Ángeles Ottein, Elvira de Hidalgo, Toti dal Monte, Bidú Sayao y Lily Pons se lucieron en el papel de Gilda durante la primera mitad del siglo XX.
“Tosca” de Giacomo Puccini: tres funciones a partir del 16 de junio, con Amelia Pinto y Lucía Crestani alternando en el protagónico, Bassi como Mario Cavaradossi y Titta Ruffo y Francisco Nicoletti alternando en el rol del Barón Scarpia, dirigidos por Arturo Vigna. Fue llevada a escena en Buenos Aires por vez primera el 16 de junio de 1900, en el Teatro de la Opera, muy poco tiempo después de la inicial representación en el mundo en el Costanzi de Roma, el 14 de enero de ese mismo año y su texto está basado en una obra teatral de Victorien Sardou, con el mismo título, que hiciera famosa Sarah Bernard. Pasada esta temporada, fueron de las primeras heroínas la Darclèe en 1909 junto a Florencio Constantino; Cecilia Gagliardi y Rinaldo Grassi en el 12; Tina Poli-Randaccio con el Cavaradossi de Enrico Caruso en el 15, hasta culminar con la “divina” Claudia Muzio, “l´unica”, (como también se conoció a esta cantante en el mundo) en 1919, 21, 23, 25, 26, 28 y 33, secundada por tenores de la talla de Gigli, Miguel Fleta o Lauri Volpi entre otros. De los últimos años, recordamos a Regine Crespin junto a Gianni Raimondi y el argentino Carlos Cossuta alternando en el rol del pintor en 1962. También fue la protagonista en 1965, donde tuvo lugar la única presentación del tenor Giuseppe Distefano en Buenos Aires, que terminó en escándalo, siendo reemplazado por Cossuta. En ambos casos el Scarpia fue Giuseppe Taddei, en el 65 alternando con Cornell McNeill. En 1982 Plácido Domingo interpretó esta ópera junto a Eva Marton. Esta obra estuvo presente en treinta y ocho temporadas, entre 1908 y el presente año 2003.
“La Gioconda” de Amilcare Ponchielli: cinco funciones a partir del 24 de junio. Fue función de gala el 9 de Julio. Las representaciones estuvieron a cargo de la Pinto en el protagónico, Elisa Ferraris como Laura, Vittorio Arimondi como Alvise, Manfredi Polverosi como Enzo Grimaldo y Ruffo como Bárnaba, con la dirección de Arturo Vigna. Esta obra se presentó en ocho temporadas, pudiendo recordarse en el protagónico a Eugenia Burzio en 1909; Esther Mazzoleni en 1910, junto a Hipólito Lázaro y en 1919 con Gigli, y Giannina Arangi-Lombardi en el 26. Se cantó por última vez en 1966, con la greco-argentina Elena Suliotis y los norteamericanos Richard Tucker (tenor) y Cornell McNeill (barítono), dirigidos por Bruno Bartoletti.
“Paolo y Francesca” de Luigi Mancinelli, los días 4 y 5 de julio, y 1 de agosto, con la Farnetti, Ruffo, Bassi y Bonfanti, dirigidos por el autor. Se había estrenado en el Teatro Comunale de Bologna el año anterior. Si importantes fueron sus intérpretes, poco fue el éxito obtenido por esta ópera, que no volvió a representarse en nuestro teatro.
“Mefistófeles”, con libreto y música de Arrigo Boito (1842-1918), se vio en seis funciones, desde el 12 de julio, con Feodor Chaliapin en el protagónico, Bassi como Fausto, la Farnetti como Margarita y Elena, y la Ferraris como Pantasilea y Marta, con dirección de Mancinelli. Estrenada en la Scala en 1868 sin éxito, entre otras cosas por su inusitada extensión (más de cinco horas), fue reeelaborada por Boito y vuelta a presentar, ya más reducida, en el Comunale de Bologna en 1875. En el Colón se ha repetido esta ópera en quince temporadas, un total de setenta y nueve oportunidades, contando con bajos de fuste en el rol protagónico.
Adam Didur en 1910, Nazareno de Angelis en 1911 y 1912, Angelo Massini en el 19,Pavel Ludikar en el 48, Nicola Rossi-Lemeni en el 51, Jerome Hines en el 54, Nikolai Ghiuselev en 1983 y Samuel Ramey en 1999 se lucieron, con algunos altibajos, en este papel de complicada composición teatral y grandes dificultades vocales. Adelina Agostinelli (1910 y 1911), Lucrezia Bori (1912), Claudia Muzio (1919) asumieron el rol de Margarita, en tanto impresionarion en el papel de Fausto las voces de Beniamino Gigli o de Georges Thill. Arturo Toscanini la dirigió en el Colón en la temporada de 1912.
“Otello” la penúltima ópera de Giuseppe Verdi con libreto de Arrigo Boito basado en la obra de Shakespeare, se representó los días 18, 23 y 26 de julio y el 21 de agosto, con Antonio Paoli en el protagónico, la Farnetti como Desdémona y Ruffo como Yago, dirigidos por Mancinelli. No fue una obra muy representada en el Colón, ya que no son muchos los tenores capaces de enfrentarse al rol del Moro que por encargo personal de Verdi creara Francesco Tamagno (1851-1905) en la Scala de Milán el 5 de febrero de 1887.
Recordamos en este rol al argentino Pedro Mirassou, que lo interpretó en varias oportunidades; a Mario del Mónaco en 1950, al chileno Ramón Vinay en 1958, John Vickers en 1963, Plácido Domingo en 1981 y el argentino José Cura en el 99.
“El Barbero de Sevilla” de Gioachino Rossini, se presentó en cinco funciones, el 28 y 30 de julio, y 16, 23 y 30 de agosto, con Esperanza Clasenti como Rosina, Manfredi Polverosi como el Conde Almaviva, Chaliapin como Don Basilio, Antonio Pini Corsi como Don Bartolo y Ruffo como Figaro, dirigidos por Mancinelli. El 27 de septiembre de 1825 se estrenó esta ópera en Buenos Aires, en el denominado “Coliseo Provisional” que se encontraba en la esquina de Perón y Reconquista por la compañía de Pablo Rosquellas, pocos años después de su estreno en el teatro Torre Argentina de Roma en 1816.
Esta obra tuvo, en las sucesivas reposiciones, en el rol de Rosina artistas del nivel de las españolas Graziela Pareto (1909, 1910 y 1926), María Barrientos (1911, 13, 16, 17 y 21), Elvira de Hidalgo, la maestra de María Callas, en 1922, sin olvidarnos tampoco de las excelentes Victoria de los Ángeles (1962) y la mezzo soprano Teresa Berganza (1969); Amelita Galli Curci en 1915; la brasileña Bidú Sayao (1928, 29 y 40), o la maravillosa soprano ligera francesa Lily Pons (1931, 32, 24 y 38). Especialmente lucidos fueron los “Fígaros” de Titta Ruffo (1908, 9, 10, 11, 15 y 16), Riccardo Stracciari (1913), Carlo Galeffi (1921, 30, 31, 37 y 38), el uruguayo Víctor Damiani (1932, 34, 37, 38, 40 y 41), Sesto Bruscantini (1962 y 1969), a los que podemos agregar el argentino Renato Cesari. Tito Schipa como el Conde de Almaviva y Salvatore Baccaloni en el corrupto Don Bartolo fueron figuras muy aplaudidas en su época.
“I Pagliacci” de Ruggiero Leoncavallo subió a escena cuatro veces, los días 5, 11 y 25 de agosto y el 11 de septiembre, con Bassi como Canio, Ruffo como Tonio, Emilia Reussi como Nedda y Manuel Sarmiento como Silvio, dirigidos por Vigna. Esta obra se había estrenado en el Teatro Dal Verme, de Milán, el 21 de mayo de 1892, dirigida por Arturo Toscanini. Ésta es una de las óperas mejor logradas del verismo. Retrato de la vida de una miserable compañía de cómicos transhumantes en los villorrios del primitivo mundo de la Calabria de fines del siglo XIX, sus protagonistas aparecen signados por un destino adverso, humillados y oprimidos por una realidad donde las pasiones desatadas solo encuentran como límite la muerte. En el Colón se dio en más de ochenta oportunidades, en veinticuatro temporadas, y desde 1915 en general acompañando en programa conjunto a la “Cavalleria Rusticana” de Pietro Mascagni..
De las antiguas reposiciones en nuestro teatro, podemos recordar las de 1915, con Caruso junto a Mario Sanmarco (Ya habían actuado juntos en la Ópera en 1901) y las de Aureliano Pertile, en 1918 con Luigi Montesanto y Ninón Vallin, y 1926 con Titta Ruffo y Rosetta Pampanini. También merecen recordarse las interpretaciones del tenor argentino Pedro Mirassou, en 1937, 1939 y 1943. Entre las más recientes, la del canadiense John Vickers en 1968, en una espectacular muestra en la que se conjugaron lo actoral con lo vocal dando como resultado memorables veladas, junto al barítono norteamericano Cornell Mc Neill.
“Il Trovatore” de Giuseppe Verdi se presentó el 6 de agosto, repitiéndose el 9, 14, 16 y 23 de agosto y el 6 de septiembre, con Giuseppe Bellantoni como el Conde de Luna, la Crestani como Leonora, María Verger como Azucena y Paoli como Manrico, con la conducción de Vigna. La interpretación, a juzgar por la calidad de los artistas, ha de haber sido sin duda excelente. Estrenada en Roma en 1853, con un libreto derivado de la obra del romántico español García Gutiérrez, esta tragedia casi absurda ennoblecida por la música de Verdi se conoció en Buenos Aires el 4 de enero de 1855, transformándose en una de las obras preferidas del melómano porteño de ayer y de hoy.
Merecen recordarse los Manricos de tenores como Giovanni Martinelli en 1921; Pértile en el 25; Giacomo Lauri Volpi en 1927, 28, 30 y 37; Beniamino Gigli en 1948 y Mario del Mónaco en 1950. El rol del Conde de Luna encontró excelentes intérpretes en los barítonos Carlo Galeffi (1921, 1923, 1937 y 1952); Benvenuto Franci (1925, 27 y 28), así como las Leonoras de Claudia Muzio (1921, 23, 25 y 27), la polaca Rosa Raisa (1929), la yugoslava Zinka Milanov en 1941, María Caniglia en 1937 y 1948. La temporada 1969 exhibió un reparto de alta calidad y muy homogéneo, que incluía a Carlo Bergonzi, Leontyne Price, Piero Capuccilli y Fiorenza Cossotto con la dirección de Oliviero de Fabritiis.
“Cendrillon” de Jules Massenet se vio en tres funciones, a partir del 13 de agosto, dirigida por Arturo Vigna, contando entre su elenco con la Clasenti, la Farnetti y la Santarelli en el protagónico. Nunca se repitió en Buenos Aires, sin duda por el relativo nivel de la obra, según transmiten los comentarios de De La Guardia.
“Don Giovanni” de Wolfgang Amadeus Mozart se presentó tres veces, los días 18, 20 y 27 de agosto, con Ruffo en el protagónico, Chaliapin como Leporello, la Pinto como Donn´Anna, la Farnetti como Donna Elvira, la Clasenti como Zerlina y Polverosi como Don Ottavio, dirigidos por Mancinelli. Si bien todos los intérpretes que participaron de estas funciones tenían sobrados méritos, casi ninguno cumplía con las exigencias de estilo que requiere el repertorio mozartiano, detalle que no escapó a los críticos de la época.
Se representó en doce temporadas, la última en 1993. Sin duda, los mejores intérpretes del “Don Juan” podemos ubicarlos entonces en la segunda mitad del siglo XX. De ellos, rescatamos entre otros a Hans Hotter, George London o Eberhard Waechter en el protagónico; a Erich Kunz, Karl Doench, Geraint Evans, Sesto Bruscantini o Wladimiro Ganzarolli como Leporellos; a Hilde Konetzni, Elizabeth Grümmer, Vilma Lipp, Teresa Stich-Randall, Renate Holm, Emmy Loose, o Lisa della Casa en los roles femeninos. Algunos de estos artistas han sido intérpretes del máximo nivel internacional posible en el repertorio lírico mozartiano.
“Sigfrido” de Richard Wagner se presentó cuatro veces, dirigida por Luigi Mancinelli, el 29 y 30 de agosto, 3 y 7 de septiembre, con Giuseppe Borgatti, la Pinto como Brunilda y Bellantoni como Wotan. También, como el Tristán, fue interpretada en italiano. Según De la Guardia, esta obra fue “una novedad de gran importancia … que obtuvo excelente interpretación.” Recién en 1922, en la recordada temporada alemana dirigida por Félix von Weingartner con la presencia de la Orquesta Filarmónica de Viena, esta obra comenzó a cantarse en su idioma original. Sigfridos de la talla de Walter Kirchoff, Lauritz Melchior, Max Lorenz, Set Svanholm, Hans Hopf o Wolfgang Windgassen tuvieron a su lado protagonistas femeninas como Frida Leider, Anny Helm-Sbisà, Astrid Varnay, Birgitt Nilsson o Ute Vinzig. La obra, tercera parte de la Tetralogía wagneriana, se llevó a escena en doce temporadas, junto al resto de los títulos que la integran o como en la temporada que analizamos, individualmente.
“Aurora” de Héctor Panizza, con libreto de Héctor Quesada y Luigi Illica, fue encargada especialmente para la ocasión por el gobierno argentino. Illica era uno de los libretistas preferidos de los compositores veristas italianos de la época, como Puccini, Mascagni, Giordano y otros menos conocidos. La ópera subió a escena cinco veces, los días 5, 6, 8, 9 y 11 de septiembre, con la Farnetti en el protagónico, Bassi como Mariano, la Clasenti como Chiquita y Ruffo como Don Ignacio, con la dirección del autor y escenografía del gran artista plástico Pío Collivadino. Se dice que en la noche del estreno el entusiasmo del público obligó al tenor Bassi a repetir el aria “La canción a la Bandera”.
Se cantó en italiano, idioma en que estaba escrito el libreto. Recién para 1945 Josué Quesada, hijo de uno de los libretistas, junto con Ángel Petitta, se encargaron de traducir los versos al castellano, estrenándose esta “nueva” versión en la función del 9 de Julio de 1945, con la presencia de las autoridades encabezadas por el presidente Farrell. Por decreto del Poder Ejecutivo se incluyó “La canción a la Bandera” o bien “Aurora”, ya que se la conoce de las dos maneras, en el repertorio de canciones patrias, siendo desde esa época entonada en los actos escolares, al izar y arriar nuestra enseña, convirtiéndose en una de las piezas más representativas de ese repertorio.
Creemos que la primera grabación de tan conocida canción fue la registrada en italiano por el tenor Florencio Constantino en 1910, (Disco Columbia H 1066-M30461). 8
Comentarios de la época juzgan que “Aurora” era considerada “más italiana que criolla, faltando en consecuencia el ambiente argentino, la nota verdaderamente nacional. Por otra parte se hicieron objeciones al libreto.” Detalles que suelen escapar de nuestra percepción: la acción transcurre en la Córdoba de 1810 ¡mientras que la bandera recién fue creada por Belgrano en 1812 en tanto que cuando concluye la obra, se entremezclan con los acordes del final, algunos pasajes del Himno Nacional (1813)!9
En el Colón “Aurora” se llevó a escena en nueve temporadas, la última en 1999, con el tenor Darío Volonté, sobreviviente del hundimiento del “General Belgrano” durante la guerra por las Malvinas.
Fuente: buenosaireshistoria