1894 – Nacimiento del periódico «La Vanguardia»
En1894 salió el primer número de La Vanguardia, órgano partidario de los socialistas fundado por Juan B. Justo, quien dos años más tarde, organiza el Partido Socialista. La Vanguardia, el histórico periódico destinado a defender los intereses de la clase trabajadora, comenzó su historia con un aviso publicado en agosto de 1893 en el diario La Prensa. Allí se invitaba a una reunión en el Café Francés para cambiar ideas sobre la creación de un periódico. A la hora señalada se presentaron cuatro militantes obreros y el doctor Juan B. Justo, que entonces tenía 28 años.

El 7 de abril de este año apareció el primer número de La Vanguardia, «defensor de la clase trabajadora». Sus fundadores fueron Juan B. Justo, Isidro Salomó, Augusto Kühn, Juan Fernández y Esteban Jiménez, además de casi todos los integrantes de El Obrero.
En La Vanguardia confluyen jóvenes intelectuales y trabajadores argentinos y extranjeros. Entre los primeros se destaca Juan B. Justo, nacido en Buenos Aires, médico y periodista; Juan Fernández, secretario del gremio de los obreros toneleros; Esteban Jiménez, español, obrero grafico; Augusto Kühn, alemán, obrero fundidor de tipos, e Isidro Salomó, español y carpintero.
La dirección del nuevo semanario recayó en manos de Justo y la imprenta se instaló en La casa de Augusto Kühn.
La Vanguardia fue un periódico argentino fundado por Juan B. Justo en 1894 como un «periódico socialista científico defensor de la clase trabajadora», que en 1896 se convirtió en órgano oficial del Partido Socialista de la Argentina.
Como los socialistas suman adeptos en zonas urbanas, Justo enfatiza que la Argentina debería cambiar su pasado exclusivamente ruralista, para dar lugar al desarrollo los grupos artesanales de las ciudades que darían origen a nuevas industrias.
En esa dirección apunta el primer editorial de La Vanguardia, escrito por Justo, al señalar: «Venimos a representar en la prensa al proletariado inteligente y sensato (…), a promover todas las reformas tendientes a mejorar la situación de la clase trabajadora (…). La jornada legal de ocho horas, la supresión de los impuestos indirectos, el amparo de las mujeres y los niños contra la explotación capitalista y demás partes del programa mínimo internacional obrero. Venimos a difundir Las doctrinas económicas creadas por Smith, Ricardo y Marx».
En las elecciones del 4 de febrero pasado, el pueblo de la Capital Federal consagro al líder radical Leandro N. Alem para ocupar la banca de senador nacional por ese distrito. Alem estaba preso en Rosario desde el año pasado. El 6 de marzo, el Presidente ordeno su liberación y una multitud lo recibió a su regreso a Buenos Aires, pero el abrumado dirigente radical ya no es el mismo y se lo ve cansado, con una permanente expresión de tristeza en su rostro. A pesar de que tiene un poco más de 50 años, a Alem se lo ve envejecido, algo encorvado y tiene el pelo y la barba totalmente blancos.
A pesar de su triunfo en la Capital Federal como candidato a senador nacional por ese distrito. Leandro N. Alem no logra que el Senado se ocupe del tratamiento de su diploma. Si la situación se prolonga más allá de lo razonable, el senador electo posiblemente se vea obligado a renunciar. La excusa para objetar su diploma es que tiene pendiente un proceso por conducta revolucionaria. La polémica entre Alem y Carlos Pellegrini (este acusa en la prensa al primero de corrupto) ha hecho que Alem lo rete a duelo, pero la intervención de los padrinos evita el lance.
En abril de este año, el doctor Juan B. Justo fundó junto a un grupo de compañeros de ideas entre los que se cuentan Augusto Kuhn, Esteban Jiménez e Isidro Salomó, el periódico socialista La Vanguardia,
Juan Bautista Justo, destacado cirujano, nació en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires, el 28 de junio de 1865. Su padre, don Felipe Justo, se dedicaba a las tareas agrícolas. Al terminar la escuela primaria, su madre, Aurora Castro, se opuso a que abandonara los estudios para colaborar con su padre y le brindo todo su apoyo para que ingresara en 1876 al Colegio Nacional de Buenos Aires y posteriormente a la carrera de medicina, en 1882. Mientras cursaba la universidad, ingresó a la redacción de La Prensa, donde escribió crónicas parlamentarias. Allí tomó contacto con el mundo político de la época y sus principales personajes.
En 1888, recibió su título de doctor en Medicina con notas sobresalientes. Por sus trabajos, la Facultad de Medicina lo premió con la medalla de oro y con un viaje de estudios por los centros culturales de Europa. En 1890 regresó al país y fue designado jefe de sala del hospital Ramos Mejía y profesor de Clínica Quirúrgica en la Facultad de Medicina. Ese mismo ario se incorporó a la Unión Cívica, que preparaba su revolución contra el gobierno de Juárez Celman. Justo se oponía al uso de la fuerza. Prefería la resistencia civil no violenta y decidió intervenir en la revolución solo como médico. Durante su estadía en Europa tomó contacto con las ideas socialistas, y pudo leer y concretar la primera traslación al castellano de El capital, de Carlos Marx.
Justo escribe en el primer editorial de La Vanguardia: «Hay que construir una alternativa política al pillaje y la plutocracia. Los Pereyra, los Unzue, los Udaondo, tan ricos que no tendrían por que robar, son hoy los preferidos para los altos puestos públicos por los otros ricos, cuya única aspiración política es que sus vacas y ovejas se multipliquen sin tropiezos».