1893 – Nacimiento del Departamento Nacional de Higiene

Por medio nueva reglamentación de la Capital Federal se prohíbe lavar ropa en el río para evitar problemas de salubridad.

La salubridad pública ha sido una preocupación permanente desde 1880 para las diferentes autoridades que ocuparon los puestos públicos.

Con el fin de desterrar la costumbre de lavado en la ribera y en los conventillos, que convierten a esos lugares en focos de infección la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires inauguró en agosto el primer lavadero de ropa público y gratuito.

En ese año se creó el Departamento Nacional de Higiene, encargado de la vigilancia de casas, edificios públicos, industrias, puertos y ferrocarriles. En tanto que este año se sancionó el Reglamento de Inspectores de la sanidad para vigilar la salud en los puertos.

También se estudió la creación del cargo de inspector de Fábricas e Higiene Industrial, que le permitirá a quien lo ejerza acceder a los lugares de trabajo para verificar las condiciones higiénicas y sanitarias.

Departamento Nacional de Higiene

El “Instituto Bacteriológico”, (del Departamento Nacional de Higiene), y el actual Hospital Francisco J. Muñiz tienen su origen en la terrible epidemia de fiebre amarilla que sufrió la Ciudad de Buenos Aires hacia el final de la presidencia de D. F. Sarmiento.

El verdadero nacimiento del Instituto se produjo en el año 1893, al fundarse la Oficina Sanitaria Argentina con dependencia del Departamento Nacional de Higiene, cuya presidencia era ejercida por el Dr. José M. Ramos Mejía, (y posteriormente por José Penna). Esa oficina sanitaria estaba compuesta por una sección bacteriológica, una química y una demográfica. La sección bacteriológica quedó a cargo del Dr. Malbrán, quien se instaló en dos habitaciones cedidas por la Prefectura General de Puertos en su antiguo edificio, cito en la calle 25 de Mayo.

En 1893, el Doctor Carlos G. Malbrán se hizo cargo de la Sección Bacteriología de la Oficina Sanitaria Argentina, creada ese año. Al año siguiente, el Dr. Malbrán fue comisionado para estudiar en Europa el nuevo tratamiento de la difteria. A su regreso en 1895, Malbrán instruyó al personal en la técnica de obtención de suero antidiftérico y los lotes fabricados (en instalaciones transitorias habilitadas en la Isla Martín García), fueron distribuidos gratuitamente en sectores humildes de la población. Malbrán prosiguió ocupándose de diversas enfermedades y problemas de la época. En años posteriores, se estudiaron problemas sanitarios en los cuales, debido a la intervención de José Penna, los trabajos ganaron el empuje que permitió la habilitación provisoria de algunos laboratorios en el predio que aun ocupa, siendo la primera construcción terminada el pequeño edificio ubicado en la esquina de la Avda. Velez-Sarsfield y la calle Brandsen. Se lo denominó “Conservatorio de Vacuna Antivariólica” (o antivariolosa).

En 1901, luego de un viaje a Europa donde estudió los nuevos tratamientos para la difteria, el Dr. Malbrán -en ese entonces Senador Nacional y Presidente del Departamento Nacional de Higiene- concibió el proyecto de crear un Instituto de Bacteriología, pensado no sólo para impulsar la cultura científica del país, sino para ser un centro de elaboración de sueros, vacunas y productos biológicos destinados al diagnóstico, tratamiento y profilaxis de las enfermedades infectocontagiosas.